Como en el año 2005, el Gobierno vuelve a practicar la estrategia de la negociación con ETA en sustitución de la estrategia de derrota de la banda. Las mentiras que sostienen el proceso de negociación con ETA son, al menos –seguro que a ustedes se les ocurren más– las diez siguientes:
- Batasuna es un instrumento político ideado, organizado y creado por ETA en 1978. No es un grupo de apoyo a ETA, ni un partido radical ilegal que no condene la violencia o a la banda. Los dirigentes de ETA y los de Batasuna han sido tradicionalmente los mismos. Es mentira que se puedan diferenciar si no es artificialmente. Cuando el Gobierno sugiere dejar que la "izquierda abertzale" entre en las instituciones, está sugiriendo que ETA entre aún más en ayuntamientos y diputaciones.
- Arnaldo Otegi y los supuestos "posibilistas" de la izquierda abertzale no están ni arrepentidos ni rechazan el crimen y el terrorismo. Simplemente creen que si antes matando era posible conseguir la independencia, ahora viene mejor no hacerlo. Es puro oportunismo. Es mentira que rechacen el terrorismo, porque no lo condenan, no lo repudian y no lo combaten. Se les está premiando por cambiar de estrategia sin decir a las claras que lo hacen porque no les queda más remedio.
- Hay poquísimos presos de ETA arrepentidos, es decir que rechacen sus actos y aborrezcan los crímenes de la banda. De hecho, los verdaderamente arrepentidos lo son discretamente, no salen en El País y colaboran con la policía. Es mentira que sean tantos como dice el Gobierno, que considera arrepentido a todo aquel que está cansado de la cárcel.
- Los socialistas están ofreciendo privilegios a los presos de ETA si hacen gestos que el Gobierno pueda ofrecer a la opinión pública como muestras de arrepentimiento. Es mentira que los presos se alcen contra la banda. No son éstos los que toman la iniciativa acudiendo al Gobierno, sino éste el que acude a ellos para ofrecer prebendas penitenciarias. Lo cual es totalmente distinto.
- Estos presos ni están arrepentidos de sus crímenes ni rechazan moralmente a ETA. Sólo están convencidos de que ETA pierde, y ante la derrota de su banda buscan estar bien colocados para no pasarse la vida en la cárcel. Es falso que se arrepientan: sólo quieren salir de la cárcel y vivir la vida, como si ningún crimen hubiesen cometido. ¿Qué delincuente no haría un trato así?
- Todos en ETA y Batasuna consideran a España su enemiga a batir. La han combatido con Goma-2 y amonal, y la seguirán combatiendo desde dentro de las instituciones. Es mentira que se pueda cambiar sin más terrorismo por juego político. Si ETA puede seguir combatiendo a España por los medios políticos que el PSOE le ofrece, lo hará; si no avanza, volverá al crimen. En cualquier caso la "paz" de los socialistas dependerá de ETA.
- La firmeza del Estado de Derecho sólo es tal cuando la ley se aplica a todos sin igual, sin excepción. Aplicar la ley en unos casos sí y en otros es negarlo. Es mentira que Rubalcaba esté utilizando toda la fuerza del Estado de Derecho contra ETA. Más bien golpea con fuerza a los etarras reacios a negociar, y favorece a los partidarios de la negociación. El "caso faisán", los permisos a presos o el "caso Ternera" son insultos al Estado de Derecho y demuestran que la firmeza es falsa: es selectiva.
- Buena parte del PSE es partidario de romper la Constitución y superar el Estatuto de Guernica. También están dispuestos a negociar con ETA la anexión de Navarra. Por su parte los socialistas navarros están dispuestos a pactar con los anexionistas vascos. Es mentira que Batasuna esté cambiando acercándose a las instituciones democráticas; es el PSOE el que se ha acercado a las posiciones de Batasuna.
- El problema de Batasuna en las instituciones no es sólo dar oxígeno económico y humano a ETA. La experiencia histórica muestra que los batasunos las revientan desde dentro: amenazan, atacan, rompen el funcionamiento democrático. Es mentira, como dice Patxi López, que el aterrizaje de Batasuna normalizará las instituciones; de hecho alterará gravemente su normal funcionamiento.
- Y sobre todo, es mentira que para acabar con el terrorismo haya que negociar algo con ETA o esperar su rendición. A ETA se la puede derrotar policial y judicialmente: desarticular sus tramas, detener a sus miembros y encarcelarlos. Ni un privilegio, ni un reconocimiento ni una "normalización" tienen nada que ver con el fin de ETA: la banda debe morir por inanición y desgaste. Los etarras deben levantarse un día de la cama y darse cuenta de que ya no les queda banda y de que están rodeados. Se puede: no con este Gobierno.