Ni Venezuela, donde se han registrado al menos 155.000 homicidios en los doce años que Chávez lleva en el poder; ni México, donde la narcoguerra comenzada en 2006 ha causado 150.000 muertes; ni Brasil, donde se han producido 1.100.000 muertes violentas en los últimos 30 años. El país más peligroso de América es la pequeña Honduras: entre 2004 y 2011 se contabilizaron 33.933 homicidios, sobre una población de apenas ocho millones de habitantes.
Un reciente informe de la ONU asegura que Honduras tiene la mayor tasa de homicidios del mundo, por delante de El Salvador y Costa de Marfil. Honduras ha pasado de 51 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2001 a 92 en 2011; El Salvador registra 69 homicidios por cada 100.000 habitantes y Costa de Marfil, 57. Guatemala, Jamaica y Venezuela están también entre los países más violentos. Argentina, Chile, Perú, Surinam y Uruguay presentaron tasas de homicidios mucho más bajas, por debajo de 10 por cada 100.000 habitantes, entre 1995 y 2010.
Las causas del aumento de la violencia en Honduras son: el desplazamiento de las rutas de entrada de droga a Estados Unidos, la suspensión de la ayuda policial y económica decidida por el Gobierno de Obama después de la destitución, en 2009, del presidente golpista Manuel Zelaya y la existencia en el país de miles de armas de fuego sin control alguno.
Toda esta violencia tiene numerosas consecuencias que afectan, también, a lugares como Nueva York o Chicago. Muchos centroamericanos están dispuestos a huir de sus países para sobrevivir, y su primer destino suele ser Estados Unidos. Los Gobiernos locales necesitan fondos para combatir la delincuencia y llegan a recurrir a sus militares... En cuanto a la pobreza, es el principal freno para las inversiones extranjeras. El Banco Mundial ha estimado que una reducción del 10% en la tasa de homicidios podría impulsar un crecimiento del ingreso anual per cápita del 1 % en El Salvador y del 0,7 % en Guatemala y Honduras.
Muy distinta es la situación en la pacífica, democrática y desmilitarizada Costa Rica, situada también en Centroamérica. Un remanso prosperidad.
El caos hondureño es un claro ejemplo de en qué puede convertirse un país cuando su sociedad es indulgente con la delincuencia y, además, no encuentra ayuda internacional.