Si hay algo alejado de las ideas que tradicionalmente ha defendido la izquierda es el islam, tanto el moderado como el radical. El intolerable tratamiento que dispensa a las mujeres, la sumisión del Estado al clero y el apego obsesivo por tradiciones y costumbres son algunos de los puntos que la izquierda dice rechazar, al menos teóricamente. Pese a las declaraciones multicultis y buenistas, lo cierto es que ninguno de los intelectuales, escritores o periodistas que hacen apología de la cultura islámica podría jamás vivir en un país gobernado según la sharia. Ningún izquierdista europeo desea para los suyos el régimen que defiende para los iraquíes, los marroquíes o los iraníes. Y sin embargo, defienden el respeto a las prácticas islámicas.
No es menos paradójico el apoyo islámico e islamista al izquierdismo europeo. La izquierda actual, con Zapatero como exponente dramático, cabecea entre el relativismo moral más descarnado y el cinismo intelectual más nihilista, pero no es eso lo más destacado de ella. Lo que caracteriza al PSOE actual es el odio sin disimulo a la dimensión trascendental del ser humano, a la conciencia religiosa y espiritual de las personas. Por el contrario, el islam, en cuanto religión, es una llamada constante a lo espiritual y un rechazo de lo material. No digamos ya de las prácticas y costumbres de un depravado occidente que la izquierda actual considera, ni más ni menos, que "derechos sociales". Eso no impide que destacados miembros apoyen con entusiasmo la política cristófoba de ZP.
¿Por qué esta alianza sin sentido? Varios son los motivos. Como el islamismo, Zapatero odia al liberalismo, y a su encarnación institucional sobre la tierra, los Estados Unidos. Como el islamismo, considera que la culpa de los problemas gravísimos que afectan a los países musulmanes la tiene Occidente, con Europa a la cabeza. Y como el islamismo, Zapatero considera Israel un problema para el "ansia infinita de paz". Por lo tanto, frente a aquello y a aquellos que consideran un problema mundial, los dos cabalgan juntos.
Mientras los zapateros del mundo sigan socavando, vaciando y desahuciando la cultura y las costumbres europeas, atacando al liberalismo, a Israel o los EEUU, el islamismo cabalgará a su lado como un fiel aliado. Pero lo que no sabe Zapatero es lo que le espera a la izquierda progresista europea cuando termine de hacer el trabajo sucio de vaciado de la cultura moral europea. Si los izquierdistas creen que el gran enemigo del islamismo son sus infantilmente demonizados Benedicto XVI o Rouco Varela, andan bastante despistados.
Porque el cristianismo, aún enemigo, adquiere cierto reconocimiento islámico. Pero nada hay que despierte más su desprecio que el materialismo nihilista, el hedonismo sexual y la depravación moral de la izquierda aburguesada y vividora que representa Zapatero. Si tal y como indican las proyecciones demográficas europeas, los musulmanes son mayoría en Europa dentro de cincuenta años, su rechazo y su desprecio no irán hacia los cristianos, sino hacia este materialismo depravado, corrupto y cínico que tanto y tanto agrada a nuestros progresistas. Entonces, incluso para ellos será demasiado tarde, pero mientras tanto, dos cabalgan juntos.