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Bajas y explicaciones

No sólo no van a mandar más tropas a Afganistán sino que a buen seguro limitarán hasta el extremo las salidas de las tropas españolas de las bases. Así evitarán la posibilidad de que haya más bajas y, por tanto, de que alguien les pida explicaciones

A raíz de la muerte de 10 soldados franceses tras una emboscada cerca de Kabul en agosto de 2008, el Gobierno francés decidió reforzar su presencia militar en Afganistán. Si por un momento alguien soñó que el Gobierno español reaccionaría de la misma manera tras la muerte de los soldados españoles en Herat, habrá comprobado lo lejos que está de otros países comprometidos con la lucha contra el terrorismo internacional y en defensa los valores occidentales y la democracia.

El Ejecutivo socialista no va mandar más tropas a Afganistán, prefiere que otros hagan el trabajo. Eso sí, exige un cambio de estrategia y acusa a Estados Unidos de ser el culpable de la actual situación en Afganistán por sus bombardeos indiscriminados sobre la población civil. Le culpa también de no coordinarse con las tropas de la OTAN, cuando el principal problema está en el propio seno de la OTAN: una alianza de dos velocidades donde algunos aliados están dispuestos a pelear y a morir para proteger la seguridad de los pueblos y otros no lo están; donde unos pocos redoblan sus esfuerzos cuando la situación lo requiere y envían a sus tropas a luchar y otros se escudan en sus "caveats" y en labores exclusivamente de reconstrucción.

En Afganistán ha vuelto a ocurrir lo que más detesta el Gobierno de Zapatero por una simple razón: las bajas le obligan a dar explicaciones. Ni él ni ninguno de sus ministros de defensa han sido capaces de explicar en cuatro años qué demonios hacen nuestras tropas en Afganistán, sencillamente porque se ven incapaces de explicar una misión en la que no creen y de la que alguno de ellos hubiera escapado. Pero el caso es que continuamos formando parte de la ISAF, y ésta que no tiene suficientes hombres para controlar todo el territorio afgano. Es así de simple. Se necesitan más tropas –además de otras iniciativas– y Francia, Gran Bretaña y Alemania se han comprometido a reforzar su presencia. España, sin embargo, continuará siendo uno de los eslabones más débiles de la presencia aliada en Afganistán si decide seguir incumpliendo sus compromisos con la Alianza Atlántica.

Zapatero y Chacón no sólo no van a mandar más tropas a Afganistán sino que a buen seguro limitarán hasta el extremo las salidas de las tropas españolas de las bases, como hicieron tras la muerte de seis paracaidistas en Líbano. Así evitarán la posibilidad de que haya más bajas y, por tanto, de que alguien les pida explicaciones. Pero no sólo no creen en la misión de la OTAN, tampoco creen en la propia institución militar e ignoran su verdadera esencia. En los últimos años de mandato socialista se ha sometido a las Fuerzas Armadas a un brutal proceso de desnaturalización y han falseado el concepto de misión de paz y misión humanitaria para esconder las acciones militares. No se han molestado ni siquiera en pensar qué nivel de seguridad y de defensa quieren para España y que medios se necesitan para ello. Han preferido que una parte de nuestros profesionales vayan a apagar incendios y otros a maquillar compromisos del Gobierno. Mientras, lo talibanes continuarán su ofensiva. Ni siquiera necesitan derrotarnos, sólo sobrevivirnos.

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