Éste es un día típico en la vida de Jason Greenslate: "Me despierto, bajo a la playa, estoy con mis amigos, flirteo con algunas chicas, empiezo a beber". También toca en una banda de rock. Y vive de los cupones para alimentos.
No tiene ingresos (no está interesado en tener un trabajo) y come del dinero del contribuyente: $200 mensuales de "dinero gratis", como él dice. "Todo pagado con el maravilloso dinero de nuestros impuestos". Duerme en casa de amigos, familiares o con chicas. "¿Por qué no?", pregunta. De hecho, dice que está "viviendo un sueño".
A día de hoy, hay casi 47 millones de americanos que reciben cupones para alimentos. Alrededor de 4 millones de esas personas son "adultos físicamente aptos sin personas a su cargo". Antiguamente, para tener acceso a los cupones para alimentos, estos adultos físicamente aptos tenían que trabajar al menos a tiempo parcial o participar en algún tipo de programa laboral. Si no, sus beneficios se limitaban a tres meses de cada 36. Sin embargo, las dispensas emitidas por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos han permitido que los estados suspendan los requisitos laborales durante los últimos cinco años. Entre 2008 y 2010, el número de adultos físicamente aptos inscritos en los programas de cupones para alimentos se duplicó, pasando de aproximadamente 2 millones a 4 millones.
Por supuesto que no todos los beneficiarios físicamente aptos son como Jason, que no tiene interés en encontrar un trabajo, además de que ciertamente la mala situación económica ha tenido como consecuencia que haya menos oportunidades laborales.
No obstante, los cupones para alimentos de deberían reformar para fomentar el trabajo, incluso si eso significa prepararse para trabajar o simplemente buscar un empleo.
Como resultado de la reforma de 1996 de la asistencia social, que instituyó los requisitos laborales para los principales programas de asistencia social y ayuda económica, las listas de inscritos en la asistencia social disminuyeron sustancialmente, cayendo a la mitad en unos cinco años. Los índices de empleo entre los adultos con bajos ingresos también aumentaron, mientras que el nivel de pobreza infantil de desplomó.
Sin embargo, el verano pasado, la administración Obama anunció que empezaría a emitir dispensas de los requisitos laborales federales.
En estos momentos, el gobierno federal opera casi 80 programas de asistencia social según ingresos y muy pocos de ellos fomentan el trabajo. El experto del Instituto de Empresa Americano (AEI) Charles Murray explicó a Fox News que la asistencia social pública "está socavando sistemáticamente la cultura cívica de la independencia, que era un gran tesoro americano".
La asistencia social no debería interponerse en el camino de la autosuficiencia, sino que debería fomentar la libertad respecto a la dependencia del gobierno, ayudando a que las personas alcancen el verdadero Sueño Americano.