Creo en González Pónscenas, sin duda,
por honrado, simpático y apuesto.
Creo en Javier Aréncenas, honesto,
y encima una persona cojonuda.
Creo en la Cospedálcenas, ¡menuda
mujer!, incorruptible, por supuesto.
Creo en Oyarzabálcenas, modesto
e íntegro peón, de gran ayuda.
Creo en Ruiz-Gallardóncenas, tan justo.
Y en Carlos Florianórcenas, augusto
y probo dirigente esclarecido.
Creo en Ana Matórcenas, qué tía.
Y en Mariano Rajóircenas, el guía,
cuya mano no tiembla en el partido.