Espero que los lectores de Libertad Digital disculpen que esta semana no haya en mis versos crítica, sátira ni pitorreo. No, no me estoy volviendo blando, descuiden. Volveré por mis fueros. Simplemente, hoy he querido hacer un modesto homenaje a Lope de Vega. ¿Recuerdan lo de un soneto me manda hacer Violante?.
Un soneto me manda hacer Camilo,
y es hora de la siesta, qué pereza.
Será, si lo concluyo, una proeza,
pues llevo ya un cuarteto y no espabilo.
Empiezo otro cuarteto. Pierdo el hilo.
Me meso los cabellos. Con franqueza,
me está pesando un poco la cabeza:
por el octavo verso me adormilo.
En el primer terceto, que ya empiezo,
frotándome los párpados, bostezo
e intento que el sopor no me equivoque.
La musa, en la modorra, desfallece.
Me faltan pocos versos... ¿No van trece?
Contad si son catorce, que estoy roque.