Te crece la jactancia día a día,
te crecen esas eses jejeantes,
te crecen los propósitos farsantes
y el uso de impostar la simpatía.
Te crece más y más la hipocresía,
te crecen los manejos intrigantes,
te crece la melena, con implantes,
y la ambición recóndita y bravía.
Te crece sin parar la petulancia,
la vanidad te crece y se te enrancia,
igual que tus caprichos mayestáticos.
Y espero que sin trampas ni delitos
hayas podido hacer que a tus Bonitos
también les crezcan múltiples los áticos.