Que un familiar herede de otro el mando
resulta intolerable y abusivo.
Es antidemocrático, ofensivo,
dictatorial, despótico y nefando.
Hasta cuándo, señores, hasta cuándo
seguiremos así… No lo concibo.
Heredar el poder no es de recibo.
Es algo medieval. Se están pasando.
Privilegiar la estirpe y el linaje,
con la que está cayendo, es un ultraje,
propio de feudalismos antañones.
Son prácticas pretéritas e injustas,
costumbres obsoletas y vetustas
que impiden progresar a las naciones.
(Solo hay tres excepciones
que escapan, por supuesto, a tal doctrina:
Corea del Norte, Cuba y Argentina).