
En cuanto lo leí, me quedé frío.
Qué desazón. Qué horror. Qué desconcierto.
No puedo ni escribir. Que ha dicho Alberto
que deja la política. Dios mío.
Qué porvenir más lóbrego y sombrío.
Estoy estupefacto y boquiabierto.
Lo ha dicho (otra vez más). Y de ser cierto,
qué enorme insensatez. Qué desvarío.
Que deja la política (asevera),
pero que no abandona su Cartera.
O sea, que lo deja... con demora.
¿Entienden ya la pésima noticia?
Se irá... cuando lo aparten de Justicia.
¡Y yo con la ilusión de que era ahora!