Uno a veces, en su ingenuidad, no concibe cómo doctrinas totalitarias que en el último siglo solo han causado represión, miseria y muerte pueden renacer y engatusar a tanta gente. Será la Logse. Serán las televisiones. Será la capitulación ideológica de la derecha. Será la inanidad trincona de la socialdemocracia.
En fin, el caso es que el éxito de Podemos, el partido de Pablo Iglesias (Polpotito, en felicísimo hallazgo de mi amigo José Antonio Montano), nos demuestra que el extremismo comunista de Izquierda Unida se va a quedar en una cosa semifacha y aguachirlada, abocada a desaparecer o a postrarse ante el liderazgo coletil de Polpotito.
La izquierda de cabeza de chorlito,
la de la greña, el iPhone y el macuto,
la que acabó con Logse el instituto
y lo pretende todo gratuito.
La izquierda del escrache calentito,
la que nos da Wyoming como fruto,
la de la flauta, el perro y el canuto,
ya tiene su adalid en Polpotito.
La izquierda que venera al Che Guevara,
pasada por la Sexta, donde Lara
le ofrece su realce telegénico.
La izquierda de Maduro en Venezuela
ya es nuestra. Ya está aquí. Como cautela,
empiecen a acopiar papel higiénico.