Tras la retirada de Basagoiti de la presidencia del PP vasco, Santiago Abascal mostró su intención de presentarse al cargo, y su deseo de que los militantes se pronunciaran sobre la gestión de estos años, que ha hundido ideológica, moral y electoralmente al partido. Hasta tal punto está hundido, que ya no es que los afiliados y simpatizantes se muestren descontentos y cabreados, sino que tienen lugar episodios tan sonrojantes como que el PNV elogie el "aire fresco" de este PP Pop de Basagoiti y compañía.
Permitir que los afiliados voten al nuevo presidente del PP vasco en un congreso abierto es un riesgo que Rajoy no está dispuesto a correr. Mariano quiere personas dóciles en todas las baronías regionales, y Abascal representa el PP de Mayor Oreja, de María San Gil, de Carlos Iturgaiz. El PP que añora Ortega Lara. El PP que esgrimía principios, combatía al nacionalismo... y obtenía buenos resultados electorales.
Total, que Génova ha actuado con celeridad. La decisión se ha tomado en tiempo récord. Arantza Quiroga –guapísima, agradable y disciplinada señora– va a ser nombrada, a dedo, sucesora de Basagoiti. Supongo que los estatutos lo permiten. Desde luego, con ella no habrá problemas para Rajoy. Y Santiago Abascal se tendrá que aguantar. Aunque seguro que no se calla.
El dedo de Rajoy. Callad, malditos.
Que el dedo se hizo carne (y uña incluso).
El índice que a dóciles impuso,
y a díscolos dejó como proscritos.
El dedo que dispensa finiquitos,
que aparta al obstinado y al intruso.
El índice magnánimo y profuso
que asciende a las cabezas de chorlitos.
El dedo-faraón, con el que sube
tal vez quien le da gusto al PNV,
o aquel que a Convergencia no da miedo.
El índice que niega cualquier cargo
al réprobo Abascal, que, sin embargo,
no ha de callar por más que con el dedo...