Me puse a ver anoche (mi mortificación)
la gala de los Goya por la televisión.
La gala, para un fraile, no tiene desperdicio:
mejor que disciplinas, flagelos y cilicio.
Con estas perspectivas, me puse ante la tele
y sí, la cosa fue sectaria, como suele.
Contando chistecitos, para animar la gala,
pusieron a Eva Hache, simpática chavala.
La cómica flacucha repite su trabajo.
Y sí que lo repite: repite más que el ajo.
Los chistecitos fueron generalmente malos.
Unidireccionales: para el Gobierno, palos.
Lanzó Candela Peña sus críticas sociales,
y dijo que no hay mantas en ciertos hospitales.
Que, para los enfermos, la Generalidad
no tiene ya ni agua. Lo dudo, la verdad.
Salió González Macho. Que ya va haciendo falta
que aprenda a leer el hombre sus folios en voz alta.
Fue hipnótico, somnífero, narcótico. Pesado.
O sea, exactamente como el año pasado.
Estuve solo a un tris de ir a coger el lecho.
Y entonces dijo Macho: "El cine es un derecho".
Y ahí ya se me abrieron los ojos como platos.
"El cine es un derecho".... ¡Como los sindicatos!
Y si es derecho el cine... ya se lo digo yo:
sus pérdidas son nuestras. Sus beneficios, no.
Y en fin, que fue la gala tal como anticipé:
trufada de invectivas en contra del PP.
Y es que el PP merece los palos, con razón,
pues les mantiene intacta la rica subvención.
¡La diestra celtibérica! ¡La conocemos bien!
Le gusta que le aticen. Le gusta que le den.
Pues José Ignacio Wert, con su brillante chola,
tenía todo el pompis licuado en pepsicola.
Si sigue el año próximo, tras estas vejaciones,
seguro que decide subir las subvenciones.
Y en el 2014, allí estará de nuevo.
Poniendo buena cara. ¿Que no? ¡Me apuesto un huevo!