Joaquín Sabina es uno de los titiriteros que sale en ese vídeo de propaganda electoral en el que una serie de personajes se ponen el dedo índice sobre la frente, a modo de ceja, para simbolizar su apoyo a Zapatero.
Para seguir viviendo de las rentas
de levantar con humo cada verso.
Para ir al Manzanares y a Las Ventas
y alimentar a fans por el Inserso.
Para opinar, si cuadra, lo que cuadre,
con ese par ajado de narices.
Para negar edípico a tu padre,
igual que el presidente al que bendices.
Para estirar sin límite la jeta
de tu talento seco y sin enjundia.
Para posar de abuelo Cebolleta
y místico de bares y progrundia.
Para ritmar con cínicas licencias
nutriendo los cercanos chorizontes.
Para que en un pasote, por Urgencias,
no tenga que sedarte el doctor Montes.
Para seguir papándote la sopa
de la rapiña impúdica del canon.
Para que no te corten la farlopa,
que es tu esencial conditio sine qua non.
Para ir por esa Cuba a la que encomias,
de jineteras, puros y botellas.
Para lamer esfínteres de momias
en un hotel Meliá de cinco estrellas.
Y, en fin, para prestarte, complaciente,
a titiritear por un mindundi.
Para eso sirve el dedo de tu frente...
Sic transit –¿eh, Sabina?– gloria mundi.