No faltarán lectores que, tras ojear la controversia de esta semana entre Monsieur de Sans-Foy y Fray Josepho, piensen que estos poetas no saben escribir de otra cosa. Perdónenlos. Es agosto. Les hemos arrancado la promesa de que es la última vez que sus versos discurren por asuntos tan livianos. Aunque, por otro lado, no todo es frivolidad en los sonetos de hoy. Lean, lean.
BENDITO ERASMUS
Por Monsieur de Sans-Foy
Éstas, fraile, que ves, grecochipriotas
lolitas sin sostén, de blondas greñas,
alumnas dizque son, y por más señas,
de Erasmus el de Róterdam devotas.
Haber, las hay que sacan buenas notas;
las hay que son asaz alcornoqueñas.
Hay nínfulas etéreas y cimbreñas
y necias que repiten palabrotas.
Los mozos, para mí, que son los menos:
hay rubios, pelirrojos y morenos,
de escaso y cochambroso guardarropa.
Estudian por el día... y por la noche,
aprenden –y lo digo sin reproche–
al tacto los perímetros de Europa.
LO QUE ME PREOCUPA DE LAS ERASMUS
Por Fray Josepho
Lo sabía, Mesié. De entre tus vicios
no es el peor la tirria a la lavanda,
sino fisgar a jóvenes de Holanda,
tras de visillos, rejas o resquicios.
En la pared practicas orificios,
para pasar las horas de miranda,
por vislumbrar de un seno de normanda
o de un pompis de belga los indicios.
Las miras cada día y cada noche.
Y no me entiendas mal: no es un reproche
(aunque haya pasatiempos más honestos).
Que a mí de las erasmus me preocupa
no como a ti los pechos o la grupa,
¡sino pagarlas yo con mis impuestos!