La ausencia de cinco diputados de izquierda, entregados sin duda a ineludibles labores en favor de la comunidad, ha impedido este martes que el Congreso tomase en consideración la reforma legal que podría adelantar el voto a los 16 años.
Una vez más, la casta y la carcundia impiden que nuestros jóvenes sobradamente preparados tomen sobre sus hombros la responsabilidad que anhelan.
Nuestros vates, que, como todos los poetas, son jóvenes de corazón, dan singulares muestras de pesar e indignación.
QUE VOTEN LOS JÓVENES DE LA ESO
por Fray Josepho
En cuanto les apunten las mamellas,
y tengan en las ingles cuatro pelos…
¡Que voten las mozuelas y mozuelos!
¡Que voten los donceles y doncellas!
Que voten tanto ellos como ellas.
Que pongan en las urnas sus anhelos.
Que vayan al asalto de los cielos.
Y si es día de clase, que hagan pellas.
Que voten con la luz en la mirada
de la generación más preparada.
Con ánimo rebelde y cuello enhiesto.
¡Que ya no son niñatas ni niñatos!
¡Que puedan elegir sus candidatos!
(Y voten al Coletas, por supuesto).
FUERA VIEJOS
por Monsieur de Sans-Foy
Sin que conste el precedente,
voy a darle la razón,
pues comparto su opinión
sobre el voto adolescente.
Pero no es lo suficiente.
Note, fraile cisterciano,
que el honrado ciudadano,
al cumplir cuarenta y cinco,
es un raro ornitorrinco:
carca, facha... ultramontano.
Y es que la Naturaleza
degenera a los humanos,
y cumplir tantos veranos
(y el orujo y la cerveza)
perjudican la cabeza.
La vejez, como sabemos,
con su olor a crisantemos,
nos atrofia los reflejos,
y la prueba es que los viejos
¡nunca votan a Podemos!
¿Que la abuela nos regaña?
¡Defendamos el progreso!
No queremos un Congreso
del año maricastaña.
No queremos una España
desfasada y polvorienta.
¡Más allá de los cincuenta,
no se vota, lo reitero!
(Salvo Mariló Montero...
porque no los representa).