Si he tenido un héroe contemporáneo ese ha sido Oscar Pistorius, el sudafricano sin piernas, atleta paralímpico y olímpico que corre con prótesis transtibiales de fibra de carbono y fue capaz de llegar en los Juegos de Londres de 2012 a clasificarse para las semifinales de la prueba de 400 metros lisos. El primer atleta con las dos piernas amputadas.
Apolo de los pies ligeros, mensajero de los dioses, héroe de las Termópilas, campeón de maratón, jinete del viento, flecha del tiempo, hijo de Venus, argonauta de las nubes, rayo de sol, luna de la esperanza, unicornio del universo, rompedor de la barrera del sonido y más veloz que la luz, cohete del siglo XXI, vencedor de justas y carreras, medalla de los juegos, apuesta de mi esperanza, cierre del gueto, chorro de luz y gigante de la voluntad.
Un ejemplo de superación, pundonor, fuerza y constancia. El hombre que es capaz de vencer todos los obstáculos. Que se independiza. Que vive solo. Conquistador, fuerte y guapo. Dueño de una casa minimalista, de vanguardia, en la que es el rey con prótesis o sin ellas.
Pero Pistorius, fuera de los Juegos Olímpicos, ha llegado todavía más lejos, en un terreno de ira, venganza, orgullo y arrogancia. Sin necesidad de fibra de carbono mató a su novia Reeva Steenkamp a tiros con una pistola de 9mm como un cobarde de la ETA, cuando estaba encerrada en el cuarto de baño, probablemente huyendo de la rabia asesina del grande pero pobre Pistorius.
Pistorius llegó a ser en Sudáfrica más grande y famoso que el propio Mandela, como los Beatles llegaron a ser más famosos que Jesucristo. Tal vez por eso, según la tesis del fiscal, que yo creo a pies juntillas, perdió toda moderación, afiló la soberbia y las ideas nazis y se creó un universo paralelo de balas de nueve milímetros. Cuando no podía dormir, según confiesa a un periodista, Pistorius iba al campo de tiro a hacer puntería.
Ahora una plataforma de televisión de pago surafricana ha anunciado la creación de un canal 24 horas dedicado exclusivamente al juicio del atleta por el asesinato de su novia, caso sobre el que emitirá todo el día: noticias, reportajes, entrevistas, análisis y comentarios. Toda una lección para la TV española llena de frikis, parada de los monstruos, que cada día cierra un programa sobre sucesos por no saber hacerlo, que hablan de lo que no saben, como algún psiquiatra forense que se atreve a diagnosticar en todas las cadenas sobre huesos, como si fuera antropólogo o patólogo, o criminólogo, o todo lo que no se es cuando no se trabaja con rigor y se juega uno que lo expulsen del colegio de médicos.
El fiscal de Pistorius piensa que Oscar persiguió a su novia por la impactante casa de hombre rico que tiene, tal vez arrastrándose por el suelo sin las prótesis de fibra de carbono. Fue el 14 de febrero del año 2013, el día de San Valentín. Y fue la matanza del día de San Valentín. Peor que lo de Al Capone. Pistorius debió enfurecer porque la modelo con más perfil que la Torre Eiffel, con mejor arquitectura que el Partenón, con más curvas que una montaña rusa, se hartó de sus accesos de ira, de niño malcriado, que una cosa eran sus hazañas en la pista y otra sus miserias en la vida privada. El secreto, según la acusación, estaría en que Reeva se habría cansado de él y querría dejarlo. Eso y que el día de San Valentín es la jornada ideal para hacer las paces o matarse a tiros.
Oscar, de 27 años, está acusado del asesinato de Reeva, tres años mayor que él, que sin prótesis de ninguna clase, pero con su piel de melocotón, era capaz de acelerar el corazón de cualquier millonario incluso prescindiendo de su impactante colección de ropa.
Según Pistorius, escuchó un ruido que atribuyó a un intruso y al ver cerrado el cuarto de baño disparó a través de la puerta. El cuerpo de Reeva fue encontrado en un pasillo con varios disparos. Si Pistorius creyó que el causante de la alarma era un extraño en el tigre, ¿por qué disparó si nada le amenazaba, con la víctima en el retrete y la puerta cerrada? Pistorius se enfrenta a la pena de cadena perpetua tan temida en España. El juicio empieza a las 24TV horas del próximo 3 de marzo. Y ya no es mi héroe.