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Francisco Pérez Abellán

No asesinaréis a Prim por tercera vez

A Prim le fusilaron a trabucazos en la calle del Turco el 27 de diciembre de 1870, le remataron estrangulándolo a lazo en la cama, cuando estaba agonizante,

La Sociedad Bicentenario de Prim 2014 está dominada por la caprichosa heredera de los aceites Toledo, María José Rubio, licenciada en historia, que no historiadora, autora de libros de divulgación sobre las reinas de España, inspirados en la obra de González Doria, que alienta una auténtica obsesión por impedir que se reconozca que Prim presenta unas marcas compatibles con estrangulamiento a lazo como la ciencia ha establecido de forma terminante y rotunda, por medio del dictamen de la doctora María del Mar Robledo, que dicho sea de paso, de todos los expertos y expertos es la única que tiene publicaciones en revistas científicas sobre estudios en cuerpos momificados (como primera autora que para quien no lo entienda significa que es la responsable y autora del estudio), siendo el crimen fotográficamente mejor documentado de la historia por Ioannis Koutsourais.

A Prim le fusilaron a trabucazos en la calle del Turco el 27 de diciembre de 1870, le remataron estrangulándolo a lazo en la cama, cuando estaba agonizante, pero no permitiremos que le maten con la mentira una tercera vez.

A día de hoy, y gracias a las precauciones que en su día tomamos en la Comisión Investigadora, todo está en internet. De modo que aunque le prendan fuego a la momia de Prim no volverán a tapar la verdad. Como tampoco nadie consiguió este miércoles pasado impedir nuestra conferencia en el Ateneo de Madrid, aunque lo intentaron. Peleamos a lo bravo en la puerta, junto con ateneístas de toda la vida, hasta que la presidencia advirtió el error y corrigió el abuso: con entrada libre y gratuita, y no como lo que Rubio organiza en el elitista Círculo Ecuestre de Barcelona.

Ahora sale con un informe en el que con gran frivolidad trata de copiarnos la idea y desacreditarnos con un paso atrás. Dicen los de la Sociedad, que actúan quizá con remuneración, la señora puede permitírselo, que Prim "murió por la complicación infecciosa de las heridas de bala", que es lo mismo que afirmaba hace cincuenta años el médico del franquismo Alfonso de la Fuente Chaos, cuyo criterio quedó obsoleto al saberse que hizo el diagnostico 94 años después del atentado y sin tener delante el cuerpo de la víctima. O sea un diagnóstico de bola de cristal, contrario a la ciencia. Por otro lado, es una frivolidad el comunicado por el que afirma que no se descubrieron los surcos de la estrangulación mientras se retransmitía el examen de la momia al auditorium del hospital Sant Joan de Reus. La transmisión duró un tiempo, pero el examen de la momia siguió después y la manzana de Newton cayó cuando cayó, ni antes ni después. ¡Vaya un reproche para un informe científico!

De los cinco supuestos expertos firmantes del nuevo informe 4 de ellos pertenecientes a la Universidad Complutense de Madrid, habrá que ver la solvencia y preparación de cada uno de ellos, y no solo la aparente, puesto que me informa la doctora Robledo, que hay diligencias abiertas contra la Escuela de Medicina Legal de la Universidad Complutense de Madrid en dos juzgados de instrucción de Madrid por falsedad en informes periciales, siendo esta institución la que realiza este "nuevo informe" y siendo estos expertos los mejores a nivel mundial según Mª José Rubio, es decir por esto mismo que aparentemente informan de Prim, pero en los que ya se denuncia falsedad, y alguna del grupo probablemente no habrá salido del bar, porque si ve la momia de Prim se desmaya, dado que su especialidad nada tiene que ver con el retrodiagnóstico criminológico.

El núcleo duro de la sociedad Bicentenario es de por sí polémico, pues lo compone Luis Alejandre Sintes, el general JEME del Yakovlev 42, que permitió el enterramiento de los soldados españoles muertos en accidente al volver de Afganistán, sin ser debidamente identificados, con lo que entregó trozos de otros soldados a las familias que habían perdido a sus hijos.

Por este hecho, Alejandre fue destituido de forma fulminante y las familias de las víctimas dicen que "sin honor", pero pese a ello, el general es la cabeza visible del homenaje a Prim de la Sociedad Bicentenario y del Ayuntamiento de Reus, dado que lo respalda el comisario del Any Prim, que desde el principio quiso forzar los resultados del estudio científico en el que resolvimos el misterio del magnicidio y nunca consiguió saber qué es lo que estábamos estudiando, dada su incapacidad para orientarse en un trabajo de este calado.

Por otro lado, el general Alejandre Sintes disfruta del paraíso de los jubilados de oro puesto que cobra su pensión de exmilitar de alto grado y su puesto de conseller de Menorca del PP, y ostenta un gran poder sobre medios e instituciones, donde manda su partido, además de la compensación del cava, por las molestias de Prim.

Es tanto el capricho de la aceitera, que ha logrado que José Bono, el exministro socialista que precisamente destituyó al general del Yak 42, también figure en la misma sociedad, sin avergonzarse, beneficiándose ambos del mismo patrocinio. La última del general Alejandre, al que ya he tenido que corregir en su ignorancia, es que en un artículo llamado "Prim en Reus", atribuye la conocida anécdota de “caixa o faixa” que tuvo lugar durante la rebelión de La Jamancia, en Barcelona, a un episodio de la guerra de África. Y llueve sobre mojado, puesto que en un escrito anterior, además de insinuar que los investigadores deberíamos ser fusilados y de acusarnos de un falso delito de robo, ya confundía el plomo del ataúd del general con zinc o afirmaba que vestía una pelliza el día del atentado, y otras muchas barbaridades. Y por cierto, ahora que se beneficia de la caixa: “¿Caixa o faixa, general?".

La diferencia entre una licenciada en historia y una historiadora es el ejercicio de la profesión. María José Rubio no es doctora ni ha publicado artículos de Prim en revistas científicas. Su principal conocimiento del marqués de los Castillejos es que su padre, debido a su enorme fortuna como industrial del aceite, compró el castillo en ruinas que Prim tenía en los montes de Toledo, y con él, todos los abalorios que contenía: armas, fotos, condecoraciones, cartas y joyas. La posesión de esta quincalla, al parecer la dota de la ciencia suficiente para ser la secretaria general de la Sociedad Bicentenario, presidida por el vinatero Pau Roca, el que nos invitó en Sacha de Madrid opíparamente, con el dinero que le dieron los patrocinadores del bicentenario: "Tranquilos, que paga Prim", que al principio estaba de acuerdo en dejarnos investigar, pero claro, sin que descubriéramos nada.

Como no es bastante, y para compensar sus faltas, María José Rubio se ha rodeado también de un profesor de historia de la Universidad Complutense, Emilio de Diego, al que presentan como catedrático, sin serlo, y que en su libro sobre Prim comete el error imperdonable de afirmar que Paul y Angulo regresó a España en 1885. Con este historiador firma a medias un libro fallido, publicado por Jesús Posada, en el Congreso de los Diputados, en el que recoge los discursos del general, que además de reproducirlos en una letra ilegible, no están anotados, ni documentados, señalando a qué responde cada intervención, y además están expurgados o censurados, puesto que faltan discursos importantes como el que pregunta si los catalanes son españoles.

A todo esto se une José María Michavila, exministro de Justicia, otra de las adquisiciones de Rubio. Michavila dice en su currículo que es licenciado en Historia desde 1985, pero aun así escribe en un artículo conmemorativo que Juan Prim y Prats es el primero y único presidente catalán del Gobierno de España en la historia, por lo que debe volver como alumno a la facultad. ¡Y estos son los componentes de la honorable Sociedad que pretende enmendarnos la plana! ¡Se han lucido!

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