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Francisco Pérez Abellán

¿Está la tumba de Marta del Castillo bajo el maíz?

Todo el país puede entrar en estado de ansiedad por estos politicastros que nos gobiernan, lentorros, mezquinos, que se agarran a cuatro cuartos

Todo el país puede entrar en estado de ansiedad por estos politicastros que nos gobiernan, lentorros, mezquinos, que se agarran a cuatro cuartos

Vengan gentes del mundo a la pobre España, vengan de aquí y de allá, de todas partes, y vean como un gobierno pintoresco somete al país a un estúpido stress: resulta que hay que esperar cuatro semanas para saber si la tumba de la joven de Sevilla, Marta del Castillo, a la que se busca desde hace cinco años, está debajo de una cutre plantación de mazorcas de maíz.

Llevamos mil quinientos días buscando a la niña desaparecida y asesinada. Ahora la policía se empeña en que puede estar en una finca a las afueras de la capital andaluza, la Majaloba, propiedad de Rafael de Medina, esposo de la defensora del pueblo, Soledad Becerril.

Pues bien, la cámara geotérmica indica desde un helicóptero que hay dos lugares compatibles con un enterramiento, en los alrededores de una torre eléctrica, en una fosa que se hizo para la canalización del agua, pero el terreno esta sembrado desde abril y el maíz no estará listo para ser recogido hasta finales de septiembre. Mientras, atención con la mandíbula prieta, aguantando: ¿Cómo es posible que hayamos llegado a esto?

Muy sencillo. La investigación de la policía, y vaya por delante el agradecimiento por su tesón, es de tipo B, no está respaldada por un juez que habría podido dictar un auto y permitir que entraran a saco en el maizal, como todos los que padecemos el ansia de la búsqueda estamos deseando. Particularmente yo tengo que decir que no me acabo de creer que la tumba de Marta esté ahí. Me pasa lo mismo que al juez de la causa que no respalda esta investigación del Grupo de Menores.

Aunque yo creo que esta es una mentira más de Carcaño, que miente como el grapo Silva Sande en la búsqueda del cuerpo de Publio Cordón, llegado a este punto no queda mas remedio que cortar el maíz, abrir los dos sitios probables y comprobar si fue allí donde se deshizo del cuerpo de Marta.

Pero resulta que la Majaloba es la finca del condado de Salvatierra, del marido de la defensora del Pueblo, con lo cual yo me habría esperado que esta señora supiera que Marta del Castillo es parte del pueblo que precisa defensa. Por otro lado, parece que la cosecha entera de maíz tiene un valor bastante cutre, según los periódicos, y podría costar liquidarla unos 3.600 euros, que es solo calderilla para estos ricachos de la política.

De modo que la policía española ha seguido adelante con la séptima versión de Carcaño sobre las mentiras de cómo se deshizo de Marta. Y ha llegado hasta la Majaloba de la defensora del pueblo, dios la perdone. Y ahora está todo parado. Allí les ha ayudado el propietario del georadar, el digno Luis Alviar, que según su técnica, hay probabilidad de que Carcaño diga ahora la verdad y precisa pasar la máquina por el terreno para salir de dudas.

Todo el país puede entrar en estado de ansiedad por estos politicastros que nos gobiernan, lentorros, mezquinos, que se agarran a cuatro cuartos, después de haber derrochado miles de euros en el Guadalquivir o en el vertedero buscando a Marta, donde tenían todavía menos pruebas que en esta ocasión –por lo menos aquí cuentan con la opinión de Alviar, un respetable experto- y ahora parecen esperar a cumplir el plazo para que las mazorcas estén para ser cosechadas, prolongando la agonía y desesperación de todos.

Dado que muy poco podemos esperar de la falta de sensibilidad de los ministros de la cosa, propongo una cuestación popular y aquí estoy dispuesto a poner mi parte alícuota del precio del maíz, para que lo antes posible Luis pase el georradar por donde se le ponga, una vez eliminado obstáculo tan tonto. Por supuesto que yo creo que la justicia debe pagar a los propietarios para eliminar el problema en esta investigación criminal. Al mismo tiempo creo que la defensora del Pueblo debería dimitir, por no haberse ocupado del asunto, que tan fácil le habría resultado, puesto que lo tiene en casa, y haber adelantado los trámites para terminar con las ansias de esta familia de España, tan necesitada de un defensor/a que no sea de boquilla.

A estas alturas creo que los políticos hablan con gruesas palabras vacías, que no significan lo que parecen. "Pueblo" solo es la denominación de un cargo, "defensor", solo es algo que sirvió para crear un puesto de relumbrón, que lo mismo desaparece, como aquello que inventó el actual ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón: "El defensor del Menor de Madrid", que ya no hay, y no pasa nada.

He dicho que me da la impresión de que la tumba de Marta no está bajo el maizal y me baso en los embustes reiterados de Carcaño, porque a Carcaño, que ha mentido sobre lo que le hizo a la niña, no le interesa que se encuentre el cadáver, dado que si lo vieran, descubrirían quien es él en realidad; y además, ahora, pienso que se está divirtiendo tratando de complicar la vida a su hermano, que cuando tuvo la oportunidad no quiso declarar contra él, pero ahora por lo que sea, quiere escarmentarlo.

Hemos llegado a un punto en el que no hay retorno. La excelente familia sevillana Del Castillo- Casanueva: don Antonio, su mujer, su suegro, su cuñado, sus hijos, creen que Carcaño ahora dice la verdad. Y a mí me basta para que se fundan esos pocos euros del maizal. Además vaya por delante que ojalá me equivoque, y ellos tengan la razón; pero si no digo lo que pienso, reviento. Y además que se haga ya; y no se espere a que las mazorcas maduren. Que le den morcilla al maíz y a todos los que están retrasando esta opción que nos desespera y angustia en este país de gobierno tan pintoresco.

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