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Francisco Pérez Abellán

El Niño Pintor

Era un chico guapo. Tenía 13 años. Salió de su casa y no llegó a la parada del autobús. Antes desapareció para siempre.

Es la desaparición tipo, la más icónica de todos los tiempos. Está a punto de cumplir treinta años. Justo en estos días la familia ha solicitado y conseguido que David Guerrero Guevara sea declarado muerto a fin de poner en orden la magra herencia por el fallecimiento del padre. David desapareció en Málaga en 1987 y jamás se ha vuelto a saber nada.

Era un pequeño artista, pintor, el nuevo Picasso. Ese día le iban a hacer su primera entrevista. Era un chico guapo. Tenía 13 años. Salió de su casa y no llegó a la parada del autobús. Antes desapareció para siempre.

Yo soy partidario de la llamada pista de la servilleta. La empleada de un hotel encontró en la habitación de un cliente suizo una servilleta con el nombre del niño y una referencia inexacta del barrio Huelín. Pero alguien la obligó a callar, de modo que hasta tres años después la Policía no lo supo. El cliente era un fotógrafo suizo al que le gustaba fotografiar niños. Esto solo es un poco de luz pero que deslumbra.

Estoy en Málaga, en La Térmica, centro cultural dependiente de la Diputación. En una jornada sobre el Niño Pintor coordinada por Teodoro León Gross. Es un centro cultural apabullante con una gran programación tutelada por Salomón, su director. Entre el público está la madre del niño y Gema, una de sus amigas. Esta aporta una novedad arrebatadora, la caricatura del suizo de mano del propio desaparecido. Se hace una comparativa entre la foto de aquél y su dibujo. Es exacta y la caricatura transmite poca simpatía del niño, incluso temor. El dibujo es terrorífico. Debería ser peritado.

No obstante, la pista de la servilleta llegó tarde. Cuando la Policía quiso entrevistar al suizo, éste había muerto.

El caso del niño pintor de Málaga deberia estudiarse en primero de Investigacion Criminal. Ahora que se cumplen treinta años, deberían abrirse los archivos a los investigadores. Cualquier delito que hubiera ha prescrito, pero las ganas de saber no prescriben.

El día en que España abra sus archivos y permita investigar a los detectives y criminólogos, la historia se librará de sus demonios y empezará la prevención.

El ejemplo del Niño Pintor es el de su madre, que todavía le espera con los brazos abiertos; y una sociedad no debe tolerar que sus hijos desaparezcan sin que nunca más se sepa.

No es la primera vez que un caso antiguo se resuelve. Sobre todo en el extranjero. Se ha dado la ocasión de que la evocación periodística de un enigma criminal ha hecho que confesara el asesino. Tal vez todavía haya quien recuerde lo más extraño que pasó aquel día que el joven pintor se hizo humo pero nos dejó un dibujo como pasado por los espejos del Callejón del Gato que contiene un mensaje. El enigmático fotógrafo decía ser un esteta amante de la belleza, pero no se encontró ninguna foto de David y la caricatura de éste no le favorece. Ni siquiera es simpática. ¿Por qué no la tuvimos antes?

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