Si asumimos que no tendremos una pensión pública y que, por tanto, debemos ocuparnos nosotros mismos de nuestro futuro, Zapatero dejará de preocuparnos, una oleada de energía positiva alineará nuestros chakras, el karma colectivo volverá a lucir un saludable color dorado de brillos irisados y Marcelino Iglesias dejará de provocarnos erupciones emocionales con sus apariciones televisivas.
Lo único bueno de estas dos legislaturas de Zapatero es que, con su incompetencia proteica –y la de sus colaboradores–, probablemente acabará vacunando a una generación de españoles contra la estadodependencia. Los socialistas de hogaño, tan nocivos como los de antaño pero mucho más torpes, han dejado el llamado "Estado del Bienestar" hecho unos zorros, y probablemente tarde varias décadas en recuperarse. Su expansión a cada vez más ámbitos de la sociedad, con independencia de las necesidades reales de la población, y su manirrotismo, absolutamente insostenible, sobre todo ahora, con esta crisis económica que estamos soportando, va a convertir los llamados "derechos sociales" en una entelequia en la que ya sólo creerán los liberados sindicales y los diputados de izquierda, básicamente los únicos que van a poder identificar el estado con el bienestar.
Aunque debamos contradecir a la principal estudiosa del sistema de previsión social, la diputada Chamosa, y a otros personajes de menor nivel intelectual pero que también han contribuido a la reforma urdida por ZP, hemos de decir que a las pensiones públicas les quedan dos telediarios; de los de Gabilondo, para más inri.
Lo mismo cabe decir de otros "derechos sociales", que no son sino latrocinios cruzados que sólo acaban beneficiando a los políticos.
El socialismo es el robo institucionalizado. Cuando sus voceros hablan de acercar la política a los ciudadanos deben de referirse a implicar a los contribuyentes en la faena. Pero cuando la insolvencia genética de los políticos sociatas agrava la situación económica hasta unos niveles peligrosísimos, siempre existe la esperanza de que la mentira global del "Estado social" y la "redistribución de la riqueza" acabe desapareciendo entre abucheos.
Por supuesto, el PSOE va a hacer todo lo posible para alargar la agonía y dejar la herencia monstruosa de un país en bancarrota –y no sólo económica– a su rival. Sin embargo –algo bueno tenía que tener el invento europeo–, el escaso margen de maniobra que supone la pertenencia a la UE hace que, muy probablemente, el PSOE deba gestionar el derrumbe de nuestro "Estado del Bienestar" él solito, circunstancia histórica que demostraría a los ateos que la Providencia no sólo existe sino que actúa, al menos en casos extremos.
Zapatero acabará con el estado del bienestar, que es lo único bueno que España sacará de sus dos mandatos. Lo único que no queda claro es si habrá merecido la pena padecerlo casi ocho años sólo para eso.