Raúl del Pozo tiene, entre otros grandes títulos, uno absolutamente genial: A Bambi no le gustan los miércoles, en el que agavilló las crónicas parlamentarias del zapaterismo temprano. Pues bien, se ha ido Bambi pero al PSOE los miércoles van a seguir dándole pavor. En realidad, la primera sesión de control al Gobierno de Rajoy ha recordado la cacería implacable de la madre de Bambi. Y lo malo es que en la manada de cérvidos hay muchas puntas y pocas crías. Ah, y las que se ven, mejor que no salgan a los claros del bosque. En vez de la oposición disparándole al Gobierno, es el Gobierno el que tira a matar a la Oposición.
La llamada "guerra de las Sorayas" ha terminado en un KO técnico de la veterana y fracasada socialista, que quedó para betadine y caldito de puchero. Lo de Arias Cañete, Soria, Wert y Báñez ha sido un alarde de facultades y un manifiesto abuso de autoridad. Hay tanta diferencia de peso y de poso entre Gobierno y Oposición, que, al final, lo único serio que va a tener enfrente Rajoy en las Cortes va a ser, como en la legislatura pasada, Rosa Díez, que, a propósito de la medrosidad del Gobierno con Bildu, escondiéndose tras las togas, sí puso en apuros al ministro del Interior.
Pero la reunión de Rubalcaba con Rajoy en Moncloa se saldó con lo que cabe prever de un partido político de saldo: ni acuerdos ni propuestas. Todo lo fía el PSOE al desgaste callejero y violento del PP por medio del "indignadismo" o del sindicalismo piquetero, ese matonismo siliconado y subvencionado. Pero el PP, incluso antes de las elecciones andaluzas, y, por supuesto, después, debe acelerar y profundizar las reformas, por dos razones: porque el primer año va a ser el más difícil aunque las reformas se hagan bien y porque el PSOE puede seguir degradándose... o no.
Hasta los organismos más podridos pueden retoñar en primavera, como dice el poema inolvidable de Antonio Machado: "A un olmo viejo, hendido por el rayo / y en su mitad podrido, /con las lluvias de Abril y el sol de Mayo / algunas hojas verdes le han salido". Sólo falta que al calvorota Pepunto le salga "melena de campana". Si conocieran mejor a la izquierda, los del PP podrían adaptar para sus planes el estribillo de Alberti: "¡A reformar, a reformar / hasta enterrarlos en el mar!". No vaya a ser que el PSOE del GAL y de Bambi no esté muerto, sino mal enterrado.