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Federico Jiménez Losantos

Cuatro hipótesis no excluyentes

Zapatero ha incumplido de manera estrepitosa su promesa de retirar las tropas españolas de Irak el 30 de junio si antes no había un compromiso para que la ONU asumiera el control del territorio, algo no más improbable hoy que hace seis meses y hace seis días. ¿Pero por qué ZP se adelanta setenta días a su discutible promesa, que además de romper la política exterior española y de traicionar la coalición de los USA, la mayor parte de los países europeos, y otros muchos de todo el mundo, ni siquiera quiso solemnizar en el debate de investidura del jueves al viernes? Al incumplir esa promesa, ¿qué otra promesa cumple y con quién? ¿Qué quiere demostrar? ¿O qué quiere ocultar?
 
Varias hipótesis pueden apuntarse, sin excluir la del simple aventurerismo irresponsable. La primera es que el apoyo de ERC e IU a su investidura “a cambio de nada”, haya sido realmente a cambio de esto, y que se haya apresurado a cumplirlo antes de que distintas presiones interiores o exteriores le impidieran hacerlo, quedando a expensas de cualquier revolcón parlamentario que cortara la legislatura cuando menos le conviniese. La segunda es que el acuerdo sea con el terrorismo islámico, que es lo que va a parecer ante la opinión internacional. Desde luego, el crédito exterior de España como aliado fiable ha desaparecido del todo y para mucho tiempo. La tercera hipótesis es la del golpe de autoridad, algo semejante a lo que supuso el golpe contra Rumasa en el primer Gobierno de González y que ZP podría considerar todavía más necesario en su caso, para ahuyentar la imagen de un gobierno “débil e inestable”.
 
Y la cuarta, aunque parezca novelesca, podría ser la de tapar con una aparatosa cortina de humo política los tremendos interrogantes sobre la verdadera autoría y la evidente manipulación de la masacre del 11-M a favor de la candidatura de Zapatero y en contra de la de Rajoy, que este domingo ha planteado en una escalofriante investigación el diarioEl Mundoy que apuntaría directamente a un sector del PSOE incrustado en Interior o de Interior incrustado en el PSOE. Antes de afrontar una comisión de investigación sobre la “trama roja” del 11-M, Zapatero trataría de dignificarla con una decisión que desde el punto de vista informativo la deja en segundo plano. Sin embargo, mientras no se nos explique lo inexplicable tendremos que mirar hacia el 11-M, porque sea por el lado musulmán o por el español, es donde hay más puntos casi tan oscuros como esta primera decisión ejecutiva de ZP. Que como prueba de diálogo y de talante, tampoco está mal.

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