Sólo la falta de consistencia ideológica de los dos grandes partidos vascos y españoles explica que, hasta ahora, las teorías xenófobas y racistas de Sabino Arana, padre del nacionalismo vasco, no se hayan convertido en el centro de un debate ideológico y político que, sin embargo, tiene una enorme abundancia de argumentos intelectuales a través de la lucha de los intelectuales liberales y demócratas vascos --Juaristi, Savater, Azurmendi, García de Cortázar y muchos otros-- contra la tiranía cultural de ETA y PNV.
En el caso del PP, la causa remota es la orfandad ideológica de UCD y los complejos franquistas de la derecha española; y la causa inmediata, la preferencia de Mayor Oreja por los contenidos morales y el diseño estratégico sobre la lucha ideológica, en la que, como buen democristiano de UCD, siempre se ha colocado al pairo de la izquierda, renunciando a la hegemonía de unas ideas que, sin embargo, están imponiéndose por palabra y obra de otros.
En el caso del PSOE, la razón es su tradicional complejo ideológico ante el PNV y el nacionalismo en general, que sólo en los últimos años ha empezado a abandonar, al asumir como propios los argumentos antinacionalistas de un grupo social e intelectual sólidamente implantado en la Universidad y los medios de comunicación, cuyos símbolos podría ser Savater y "¡Basta ya!", generacionalmente identificados con la izquierda aunque su base ideológica real venga del liberalismo y la derecha española.
En ambos casos, la iniciativa de Enriqueta de Benito, de la residual Unidad Alavesa, viene a colmar no una ausencia de programa pero sí de discurso político, de oratoria mitinera y de identificación plástica y rotunda del nacionalismo como algo indeseable, cuya alternativa resulta obligada por pulcritud intelectual. Sabino Arana es una cantera inagotable de estulticia intelectual, de inmoralidad zafia, de cretinismo aldeano, de maldad cuadrúpeda y de sacristanismo de acequia.
El nacionalismo vasco comienza en Arana y termina en el tiro en la nuca, es decir, que empieza con un descerebrado voluntario y termina en un descerebramiento forzoso. Si no son capaces de explicar esto a la ciudadanía, ni Mayor ni Redondo merecen llegar a Ajuria Enea.
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