Siempre que se perpetra un delito cuyos autores se desconocen y se desea identificar, la sabiduría clásica acuñó una pregunta: cui prodest?, ¿a quién beneficia? Pero no siempre es fácil contestar a esa pregunta, que suele traer aparejada la solución del caso. En el del asalto al despacho de Arriola, si nos centramos en la lucha por la sucesión de Aznar, que es sin duda el objeto codiciado en última instancia, los beneficiados o perjudicados varían en función del contenido de ese informe redactado por
Arriola y entregado a Aznar a primeros de Septiembre, por los mismos infaustos días de los fastos del Escorial. Las calamidades nunca vienen solas.
Si esto es así –y hasta ahora lo parece, por los nervios, las elusiones y las mentiras que vienen acumulando desordenadamente Génova, la Moncloa y el propio Arriola- el contenido perjudicial para los candidatos de primera y segunda fila debe ser de carácter personal e íntimo, centrado en irregularidades de su vida particular (sexual, familiar, financiera) o de su entorno más próximo (negocios turbios, contactos indeseables, cuentas pendientes con el Fisco o la Justicia). Averiguar esta clase de asuntos, sin duda importantes para conocer las contraindicaciones o debilidades de una candidatura presidencial, exige una vigilancia y un espionaje absolutamente ilegales, porque ningún juez los autorizaría. Ha tenido que ser un contrato privado el que reúna los datos delicados de los sucesores.
De momento, el asalto beneficia a los que, mientras Arriola no aclare (y no aclarará si su contenido no es legal) qué cuenta de la vida particular de los tres candidatos o siete investigados, pueden filtrar a la opinión insidias más o menos fundamentadas sobre la vida íntima de los candidatos. Y en este caso un rumor vale por un titular y es más difícil de combatir. De momento, Rajoy y Rato son los más afectados por esos rumores. Y, aunque no sea cierto, acusan al sector democristiano de propalarlos puesto que el beneficiado es su candidato. Será injusto, pero esto ya está sucediendo. Es sólo uno de los efectos del espionaje arriolesco y prueba que el asalto estaba perfectamente pensado y tenía fines premeditados. En la oscuridad, los irá consiguiendo.
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