Obama, y esto es lo peor de todo, sale y afirma que todos los americanos, "sin importar su raza o credo", están "unidos por el patriotismo", cuando la realidad le está enrostrando que no es así.
Hassan, al parecer, "actuó solo", según el responsable de la investigación en el Ejército. El New York Times no descarta la posibilidad de que el psiquiatra castrense, de 39 años, que iba a ser enviado a Afganistán, aparentemente en contra de su voluntad, quisiera perpetrar un atentado suicida. También expone: "Un análisis exhaustivo del ordenador de Hassan reveló que éste consultó varias páginas de internet de corte islamista y que intercambió correos con personas con influencias extremistas".
Todo lo cual significa que los aparatos de seguridad de los Estados Unidos descuidaron la vigilancia de un correligionario de Mohamed Atta, que asistía a su misma mezquita, cuyo imam no fue ajeno a los atentados del 11-S. Va contra toda lógica y viene a confirmar que los dispositivos de control de viajeros establecidos a partir de aquella fecha de 2001 son una payasada destinada a dar la impresión de que se vigila, sin que se vigile verdaderamente. Usted se tiene que descalzar en el aeropuerto, y no puede llevar desodorante en su equipaje de mano, pero este señor puede continuar tranquilamente con su carrera militar y ejercer, además, como psiquiatra, profesión que ha desplazado a la de sacerdote a la hora de enterarse de los secretos de toda clase de los demás.
Este señor ha leído más y mejor el Corán que las obras de Freud, y no hablemos de las blasfemísimas neurociencias, pero atiende a los muchachos que van a Irak, y probablemente a algunos de sus jefes. Eso sí, con su actuación les ha quitado todos los complejos de culpa que pudieran tener.
No sé si se había propuesto el martirio, pero todo hace pensar que sí, puesto que nadie puede empezar a disparar gratuitamente en el interior de una instalación militar. Según testigos, informa La Jornada de México, Hassan
Hassan, al parecer, "actuó solo", según el responsable de la investigación en el Ejército. El New York Times no descarta la posibilidad de que el psiquiatra castrense, de 39 años, que iba a ser enviado a Afganistán, aparentemente en contra de su voluntad, quisiera perpetrar un atentado suicida. También expone: "Un análisis exhaustivo del ordenador de Hassan reveló que éste consultó varias páginas de internet de corte islamista y que intercambió correos con personas con influencias extremistas".
Todo lo cual significa que los aparatos de seguridad de los Estados Unidos descuidaron la vigilancia de un correligionario de Mohamed Atta, que asistía a su misma mezquita, cuyo imam no fue ajeno a los atentados del 11-S. Va contra toda lógica y viene a confirmar que los dispositivos de control de viajeros establecidos a partir de aquella fecha de 2001 son una payasada destinada a dar la impresión de que se vigila, sin que se vigile verdaderamente. Usted se tiene que descalzar en el aeropuerto, y no puede llevar desodorante en su equipaje de mano, pero este señor puede continuar tranquilamente con su carrera militar y ejercer, además, como psiquiatra, profesión que ha desplazado a la de sacerdote a la hora de enterarse de los secretos de toda clase de los demás.
Este señor ha leído más y mejor el Corán que las obras de Freud, y no hablemos de las blasfemísimas neurociencias, pero atiende a los muchachos que van a Irak, y probablemente a algunos de sus jefes. Eso sí, con su actuación les ha quitado todos los complejos de culpa que pudieran tener.
No sé si se había propuesto el martirio, pero todo hace pensar que sí, puesto que nadie puede empezar a disparar gratuitamente en el interior de una instalación militar. Según testigos, informa La Jornada de México, Hassan
actuó metódicamente y se dio tiempo para rematar a soldados a quienes sólo había herido en la primera refriega. Oficiales dijeron que cuando Hassan entró en el edificio donde ocurrió el ataque, portaba dos pistolas no reglamentarias de las fuerzas armadas. Pero cuando se paró en un escritorio y comenzó a gritar Dios es grande, el mayor sólo llevaba un revólver belga semiautomático con un cartucho con capacidad extendida a 20 balas. Esto significa que tuvo la oportunidad de recargar al menos cinco veces, antes de ser sometido por dos policías. Hassan está hospitalizado, inconsciente, pero estable, después de recibir al menos cuatro disparos de los agentes que lo detuvieron. Osman Danquah, el líder de la comunidad islámica a la que pertenece Hassan, en Killeen, cerca de Fort Hood, reveló que durante el verano el militar le pidió orientación sobre su próxima misión en Asia, donde se vería obligado a disparar contra otros islamistas.
Llamativamente, el pasado día 5 el mismo diario publicó una nota titulada "Fort Hood, un escenario frecuente de violencia", en la que se leía lo siguiente:
La base militar de Fort Hood, en Texas, donde al menos 12 personas murieron y más de 30 resultaron heridas en un tiroteo, ha sido en los últimos dos años escenario frecuente de violencia protagonizada por los soldados. Uno de los fallecidos es uno de los agresores, según fuentes militares. El incidente de hoy ocurrió, según las informaciones iniciales, cuando dos hombres armados con rifles M16, soldados, abrieron fuego en un centro de preparación de soldados que serán enviados al frente de batalla en Irak y Afganistán.
Según esas informaciones, los soldados que estaban en el centro habrían respondido al ataque con sus armas desatándose el caos en la mayor base del Ejército de Estados Unidos en el territorio continental. El incidente, que se produce en medio de un reportado incremento del número de suicidios y de desórdenes mentales entre los militares estadounidenses, es el último capítulo de una serie que parece haberse hecho más violenta en los últimos dos años en Fort Hood.
Hace poco más de un año, tras un altercado, un soldado mató a balazos a su teniente y luego se suicidó. A finales de ese año, el ex convicto Denard Manns fue ejecutado en Texas por robar, violar y matar en 1999 a la asistente médico Michelle Robson en un apartamento cercano a la base.
En julio de este año, el soldado Armano Baca fue acusado de asesinar al militar Ryan Richard Schlak. Ambos eran miembros de la División 1 de Caballería que había regresado a Fort Hood del conflicto en Irak.
Hace sólo tres meses, el soldado Jared Lee Bottorff fue acusado de asesinar a otro soldado de Fort Hood al iniciarse una pelea entre los militares en la casa de uno de ellos.
Digamos que la gente no estaba tranquila, como no lo estaba en tiempos de la guerra de Vietnam, ni en los de la de Corea, pero hasta hace poco las cosas no pasaban de las vendettas personales y los asesinatos individuales. Ignoro por qué en ninguna información acerca de Hassan, que llevó a cabo su propia masacre el pasado jueves cinco, se menciona lo que cuenta ABC, que debió de haber ocurrido, vista la coincidencia de fechas, el día anterior. ¿O se trata de la misma noticia, que fue retenida un día por razones que sólo los responsables de Fort Hood conocerán? La coincidencia no se limita a la fecha, sino que también el número de bajas –12 muertos y al menos 30 heridos– es idéntico. Y no se volvió a mencionar a los "dos hombres armados con rifles M16", que normalmente hubiese ocupado las portadas de todos los telediarios por varios días para demostrar lo malos y lo bestias que son los americanos. Además, no hay dos matanzas en el mismo sitio, en dos días sucesivos, sin que la información resulte explosiva, más allá de quién haya sido el culpable.
Tengo para mí que Hassan actuó el miércoles 4, y que inmediatamente se intentó ocultar lo que, de hecho, era una vergüenza para todos los servicios de seguridad de los Estados Unidos, empezando por la agencia federal del Ejército y terminando por el FBI. Por otra parte, el que un musulmán, una vez más, perpetrara una carnicería en un centro sensible del país era una patata muy caliente para Obama, que habla de patriotismo sin límites, tal como lo haría el presidente de la sonrisa, pero con mejores motivos, puesto que su propia religiosidad está en cuestión. El jueves 5 no quedó más remedio que decir la verdad, sobre todo teniendo en cuenta que el número de testigos era impresionante y que el mártir había sobrevivido. Se me dirá que, como en las películas, podrían haber acabado con él de camino a la enfermería, pero es muy raro que las cosas sucedan así, porque siempre queda un testigo.
La alianza de civilizaciones no funciona.
Compruébelo pidiendo "Fort Hood" en Google. Y no olvide ignorar a la BBC.
vazquezrial@gmail.com
www.vazquezrial.com
Tengo para mí que Hassan actuó el miércoles 4, y que inmediatamente se intentó ocultar lo que, de hecho, era una vergüenza para todos los servicios de seguridad de los Estados Unidos, empezando por la agencia federal del Ejército y terminando por el FBI. Por otra parte, el que un musulmán, una vez más, perpetrara una carnicería en un centro sensible del país era una patata muy caliente para Obama, que habla de patriotismo sin límites, tal como lo haría el presidente de la sonrisa, pero con mejores motivos, puesto que su propia religiosidad está en cuestión. El jueves 5 no quedó más remedio que decir la verdad, sobre todo teniendo en cuenta que el número de testigos era impresionante y que el mártir había sobrevivido. Se me dirá que, como en las películas, podrían haber acabado con él de camino a la enfermería, pero es muy raro que las cosas sucedan así, porque siempre queda un testigo.
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