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Eva Miquel Subías

Dando tumbos

El próximo sábado se abrirá la veda y mucho me temo que las cenizas del volcán impronunciable llegarán a nuestro malherido país mucho antes de lo previsto.

Verán. A estas alturas y con la confianza que nos tenemos puedo decirles que hoy tengo un día de esos. Uno de esos en los que te miras al espejo y no puedes evitar verte como la Pequeña MissSunshine. Barrilete, poquita cosa y algo chifladilla.

Por suerte la semana electoral me ha puesto ligeramente a tono y si no fuera por el riesgo cada día más evidente de que España se vaya a pique, estaría disfrutando notablemente con tanta intriga y afilamiento cuchillil. El panorama está que arde, oigan.

Y en eso me centraré, porque los análisis al respecto del rotundo y contundente éxito del azul navy impregnando casi todo el territorio ya se han llevado a cabo desde todas las perspectivas. Las referencias, sin embargo, a alguno de los otros colores merecen capítulo aparte.

Bien. El mensaje –aunque haya todavía quien silbe y cante que la culpa fue del cha-cha-cha– está claro, y el descalabro, no por intuido, menos llamativo. Los españoles han dado un portazo que ha resonado hasta en Vancouver.

Tras el paso de las horas donde las dimisiones, ceses y responsabilidades asumidas han brillado por su ausencia, dejando en evidencia –una vez más– a todo el aparato del PSOE, pasemos ahora a despejar el horizonte más inmediato.

Primarias, Congreso, qué más da. Devoramientos internos clásicos tras la derrota. Y aunque ya sabemos que siempre aparece algún tapadillo, debemos prestar especial atención a la mano alzada de Patxi López, quien esta semana, con la garganta todavía agarrotada por los sapitos tragados color verde Bildu, ha decidido destapar su caja torácica y entonar un aria cual tenor norteño. Pero el presidente ya se ha pronunciado y ha anunciado la celebración de elecciones primarias, para gustito de la auténtica "niña ZP", de nombre Carme y de apellido Chacón, quien ha visto así cumplido su deseo atendiendo a la estrategia marcada por su marido, que empieza a asomar la cabeza.

Más y sin moverme del Llobregat. Quien en su día apoyara la candidatura del todavía secretario heneral, el PSC, no está ahora para muchos corrillos, bastante tiene con empezar a digerir la pérdida de la Alcaldía de Barcelona, donde Xavier Trías, con su aspecto bonachón y voz familiar, ha dado un pequeño repaso a los de "Si tu no vas, ellos vuelven", acompañado en su ascenso por un infatigable e incombustible Alberto Fernández.

Los "barones", con el tapiz de sus poltronas ya raído andan recomponiéndose sus ropajes y atusándose el cabello, por aquello de que las apariencias no deben jamás mostrar lo que la realidad esconde.

Y Rubal, como ya se le conoce en el circuito Twitter –los 140 caracteres obligan– mantiene su tono. Le da un perezón tremendo enfrentarse a unas primarias porque está acostumbrado a ir tres pasos por delante, pero todo se andará.

"Mira como pierdo el rumbo, cuando estás tan lejos se me va la ilusión tras de ti dando tumbos", canta Rosana, a cuyos brazos el vice confesó en alguna ocasión haberse lanzado cuando tiene un día de esos.

El próximo sábado se abrirá la veda y mucho me temo que las cenizas del volcán impronunciable llegarán a nuestro malherido país mucho antes de lo previsto. Y el calendario repletito de números rojos, como los españoles.

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