Que un dictador loco decida cambiar las reglas del béisbol en su país a su antojo, suena exótico; que genere un culto a la personalidad sin precedentes desde Calígula es extravagante; que tenga a su pueblo muerto de hambre mientras que la corrupción monopolizada por el ejército le permite llevar una vida de fábula en comparación con la miseria y la opresión del pueblo ya lo conocimos en Rumania o en la Unión Soviética; incluso diríamos que el hecho de declarar la guerra a Estados Unidos y Corea del Sur seguro que es una bravuconada. Pero que este mismo tipo disponga de armas químicas y biológicas para arrasar a su vecino del sur, y cabezas nucleares que pueden alcanzar Seúl o Tokio, que haya desarrollado centenares de misiles y realice una prueba nuclear contraviniendo todos los avisos de la comunidad internacional, es una provocación que debe tomarse en serio.
Existen dos explicaciones para entender lo que está ocurriendo. Por una parte, el joven presidente tuvo que destituir y seguramente hacer desaparecer al jefe de las fuerzas armadas para poder optar tan joven a su máximo rango militar; y ha sufrido recientemente un atentado que sólo pudo ser orquestado dentro del país en el ámbito de sus fuerzas armadas. Su liderazgo está muy debilitado, y está empezando a poner serias trabas al manejo de la economía que han venido haciendo los militares durante décadas. Esto implicaría que debemos hacer una lectura interna de la crisis que estamos viviendo, y pensar que el joven presidente quiere demostrar su voluntad y capacidad de llegar a atacar Estados Unidos para afianzar su liderazgo en el interior.
La segunda explicación, es que realmente está planeando un ataque masivo sobre Corea del Sur y obviamente sobre los principales aliados, Japón y las fuerzas norteamericanas en el Pacífico; suficientes estas últimas para barrer del mapa al ejército de Corea del Norte en 48 horas. Suponiendo que esta fuera la realidad, ¿qué puede acontecer en las próximas semanas?
Es absolutamente descartable una guerra convencional por parte de Corea del Norte. Sus fuerzas armadas, por hacer un símil, se encontrarían como las argentinas en las Malvinas, en puerto, para evitar que las destruyan. La superioridad militar occidental sobre Corea del Norte es mayor que la que había en Irak en 2003. Una combinación de misiles tomahawk, y la capacidad de los F-16 coreanos y F-18 de la flota americana junto con la capacidad de intercepción de los recién enviados F-22, los bombarderos estratégicos y la capacidad antimisil del radar Aegis de los destructores americanos y coreanos es suficiente para desequilibrar la balanza en dos días de operaciones.
La única opción militar fiable que tiene Corea del Norte de conseguir algún objetivo estratégico en una guerra es atacar con armas químicas y biológicas y nucleares a Corea del Sur ocasionando millones de muertos. El uso de su capacidad nuclear y química gracias a sus centenares de misiles de corto y medio alcance, aunque su precisión sea muy pequeña, sería suficiente para cambiar el escenario regional. Sin embargo, en este caso la respuesta militar norteamericana sería tan contundente y con tanto respaldo de la comunidad internacional, incluida China, que las opciones en este caso para Corea del Norte son nulas.
La única opción estratégica de Corea del Norte es vincular a China en el conflicto, provocando un ataque militar de Corea del Sur y Estados Unidos, que por supuesto sería visto como injustificado, y que podría acarrear una intervención en el conflicto de China y un debilitamiento de la posición de Occidente en la región.
Pero si las guerras son producto de un cálculo de probabilidades, cuando un país desarrolla, contraviniendo las normas internacionales capacidad nuclear, táctica y seguramente balística y ha desarrollado consistentemente esta política durante décadas asesinando ministros del gobierno del sur, atacado su territorio, hundido una fragata, etc., para el gobierno de Corea del Sur esperar a su destrucción o pensar que será capaz de interceptar todos los cohetes, no es una opción realista.
Creo que ha llegado el momento de proteger a Occidente de este insensato régimen y China no puede ligar su destino a semejante despropósito. Estados Unidos y toda la comunidad occidental debe hacer saber a Corea del Norte que su capacidad militar será destruida si no depone su actitud, entregar todo su arsenal químico y nuclear y destruir toda su capacidad de producción en el futuro. Ésta es la única opción realista y debe hacerse con prontitud y precisión. El ejército norcoreano no va a permitir que su presidente termine con sus privilegios y eso es lo que ocurriría si su capacidad militar se desplomara en días.
Pero como los locos no son estúpidos, es seguro que ya ha hecho todos sus cálculos y tendrá sus planes de contingencia. Si esperamos a que desarrolle decenas de bombas nucleares - aunque sean sucias, lo que puede ocurrir en meses- la respuesta militar del régimen comunista no será en Seúl, sino en Nueva York, Tel Aviv o Londres, y sus bombas serán exportadas a Irán, Venezuela, Al Qaeda... un mercado demasiado ansioso de un arma de esta naturaleza.
Para evitar que todo esto pueda ocurrir es perentoria una acción militar preventiva y contundente y creo que se producirá en cuestión de semanas si no hay un derrocamiento inmediato del régimen. Dentro de un año el problema se nos habrá ido de las manos.