Nunca el PSOE había obtenido tan mal resultado en unas elecciones municipales. Nunca. Ni siquiera en 1979, recién estrenada la democracia, cuando sacó un 28% raspado. Son tantos los varapalos y el bofetón ha sido tan brutal que los socialistas ni siquiera pueden recurrir a enarbolar el triunfo relativo en Extremadura para camuflar la derrota. Los mapas que publican los medios en sus páginas web son demoledores. El azul campea sea cual sea el criterio escogido, municipal o autonómico.
Encima, el triunfo aterrador de Bildu en el País Vasco y Navarra obligará a los socialistas a dar constantes explicaciones a los españoles. A los de allí, del envalentonamiento de los proetarras, y a los del resto de la nación, del retroceso de más de diez años en la lucha antiterrorista.
Y, por si todo esto fuera poco, se acabó el respiro que nos dieron en Europa hasta que pasaran las elecciones. Ahora Merkel y compañía golpean la puerta con impaciencia para exigir que se hagan las terribles reformas que llevan un año pidiendo y que apenas han empezado a adoptarse.
Y el tío dice que ni convoca elecciones ni dimite.
Antes, podía tener algún sentido para aquellos socialistas a quienes les importa su partido por encima de España aconsejar a Zapatero aguantar hasta que escampe. Pero ahora que el sujeto les lleva al desastre también a ellos, después de haber arrojado por la pendiente a toda la nación ¿qué sentido tiene sostenerle?
Hay que recordar que el presidente de Gobierno no es elegido en España para que ocupe la poltrona durante cuatro años. Lo vota el Congreso de los Diputados por el tiempo que éste le mantenga la confianza. Por lo tanto, no es el empecinamiento de Zapatero quien lo apuntala en La Moncloa, es la ceguera del PSOE y, más concretamente, la de su grupo parlamentario.
Ahora que pueden ver cuánto daño es capaz de hacer, no sólo a España, sino también a ellos, ha llegado el momento de que los socialistas lo echen. Si quieren hacerlo con buenas palabras y no de un puntapié, da igual, pero que lo echen. Si el que nos ponen no quiere convocar elecciones anticipadas, que no lo haga. Y, si creen ingenuamente que Rubalcaba es su salvador, que lo traigan a él, aunque es obvio que hay, para todos, mejores opciones. El caso es que quiten de una vez a Zapatero. Cualquier cosa que alojen en La Moncloa será mejor. Ya que el destrozo infligido a la nación les importa una higa, que lo hagan al menos por los muchos sueldos y chollos que hoy han perdido y por los que este tío puede hacerles perder en el futuro si insisten en ser dirigidos por él. ¿Es que es mucho pedir que nos hagan, y se hagan a ellos mismos, la caridad de librarnos de él?