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Emilio Campmany

El cazador incompetente

Lástima me da pensar en el agosto que estará pasando Félix Sanz recomponiendo el desaguisado dejado por su antecesor para ver si llega a tiempo de evitar el próximo asesinato.

Cuentan las crónicas que, llegado el momento de nombrar nuevo director del CNI, José Bono eligió a Alberto Saiz porque era amigo suyo. Bien mirado, la decisión fue la lógica. Si no es para poner a un amigo al frente del CNI ¿para qué demonios quiere nadie, y menos que nadie, Bono, ser ministro de Defensa? En alguna ocasión he mostrado sorpresa porque el Rey no exigiera en aquella ocasión supervisar su nombramiento, como había hecho en otras ocasiones. Después, me he enterado de que sí que lo aprobó, que conocía a Saiz de haber cazado con él alguna vez y que le pareció muy bien que lo pusieran al mando del CNI. Así que don Alberto no tenía un mérito, sino dos, ser amigo de Bono y haber cazado con el Rey. No es poco para esta España color albero.

Luego ha resultado que ninguno de los dos méritos bastó para que su gestión fuera acertada. Los más de cinco años que ha estado al frente del CNI fueron suficientes para que quedara hecho unos zorros, sin apenas olfatear nada de lo que se pudre en las sentinas etarras. Con razón se quejaba Rubalcaba y exigía que le quitaran a este tío de allí. A punto estuvo de lograrlo. El País sacó un mismo día dos portadas, una con el cese de Saiz y otra con su renovación. Al final, el madridista perdió la batalla y el Consejo de Ministros acordó la continuidad del conquense para cinco años más. Siguen relatando las crónicas que el manchego contó en aquella ocasión con el respaldo de la vicepresidenta de la Vega. Poco respaldo me parece cuando a quien se tiene enfrente es a Rubalcaba y el asunto es de seguridad nacional. Me temo que habría más respaldos. Y todo para luego, a las pocas semanas, tener que dimitir. Sic transit gloria mundi.

El caso es que después de haber tenido a los servicios de inteligencia en manos de este incompetente, nuestras fuerzas del orden investigan a tientas en Mallorca. Si todo se redujera a unos cuantos petardos en otros tantos restaurantes y centros comerciales y a unos cientos de cancelaciones hoteleras, la cosa no tendría gracia, pero sería soportable. Lo terrible es que hay dos jóvenes guardias civiles muertos y nuestro Gobierno está in albis de lo que ha pasado. Al día siguiente del atentado dijeron que los etarras seguían en la isla con casi toda seguridad. Y, tras estallar cuatro bombas en el centro de Palma, llegaron a la conclusión de que hacía tiempo que se fueron. De ustedes para mí, no tienen ni idea.

Puede que el mal funcionamiento del CNI no tenga nada que ver con los cinco años de Saiz. Pero tiene toda la pinta de que sí. Es verdad que durante la mayoría de esos cinco años lo que hizo el Gobierno no fue perseguir a la ETA, sino negociar con ella. Y es verdad que, para eso, sobra el CNI y su jefe muy bien pudo pensar, sin demasiado remordimiento, que mejor era dedicarse a la caza y a la pesca. El caso es que la banda sigue matando y nuestro servicio de inteligencia ni es servicio ni tiene inteligencia. Lástima me da pensar en el agosto que estará pasando Félix Sanz recomponiendo el desaguisado dejado por su antecesor para ver si llega a tiempo de evitar el próximo asesinato.

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