Este viernes, el diario Público ha denunciado que "Cospedal aloja en sus listas en Seseña a un ex candidato ultraderechista". Se trata de Juan Manuel Medina, concejal del ayuntamiento de Seseña, número dos de la lista del PP. Medina fue candidato de la Alianza por la Unidad Nacional de Ricardo Sáenz de Ynestrillas, de Falange y de España 2000.
Según el socialista toledano, Jesús Fernández Vaquero, esto "es impresionante. No es de recibo que el PP aloje a un candidato que ha militado durante años en la extrema derecha antidemocrática, enemiga no del PSOE, sino del Estado". Tiene guasa que esto lo diga un tío del PSOE, que ha sido y es aliado de algunos partidos que sí son inequívocamente enemigos del Estado puesto que su deseo no es cambiarlo, sino descuartizarlo. Enemigos del Estado confesos son Esquerra Republicana y el Bloque Nacionalista Galego e incluso el PNV y CiU. Los partidos en los que estuvo Medina son como mucho enemigos del Estado democrático. En cambio, ERC, BNG, PNV y CiU son enemigos del Estado a secas, democrático o no, puesto que persiguen su desmembración. Y, no obstante ser estos partidos confesos enemigos del Estado, no merecen por parte del PSOE, en general, y del de Toledo, en particular, la más leve descalificación. ¿Por qué? Pues porque a los socialistas no les preocupan los enemigos del Estado, sino los enemigos del PSOE.
Y encima la acusación viene del partido de Largo Caballero, Álvarez del Vayo y Negrín, aceptados como ilustres socialistas del pasado del PSOE. Todos ellos fueron enemigos del Estado, o por lo menos, enemigos del Estado democrático, poco más o menos lo mismo de lo que podría ser acusado el señor Medina en el pasado. Y no hay que irse tan lejos. El PSOE tiene, no en la candidatura al ayuntamiento de Seseña o de Vitigudino, sino en su Gobierno, a dos ilustres ex comunistas, Rosa Aguilar, ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, y Diego López Garrido, secretario de Estado para la Unión Europea. A ver si nos van a contar ahora que el pasado comunista de estos dos figuras es de recibo y en cambio el pasado falangista del señor Medina, no.
El candidato popular, por su parte, bailando al son que los socialistas le marcan, en vez de denunciar a los que, con un pasado antidemocrático, disfrutan de cargos con el PSOE, se justifica alegando que tenía 20 años, como si tener esa edad tuviera que implicar necesariamente el ser estúpido. ¿Por qué tenemos que aceptar a ex comunistas como personas de intachable pasado democrático y en cambio no podemos aguantar a un falangista ganado para la democracia? Pues porque es el PSOE quien expide en España los carnets de demócrata. Y, naturalmente, lo hace bajo el principio de al amigo, todo; al enemigo, ni agua, y al indiferente, la legislación vigente. Hay que fastidiarse.