Menú
Eduardo Goligorsky

El espejismo del diálogo

Lo que proponen los secesionistas no es el diálogo sino usurpar la representación de la mayoría.

Lo que proponen los secesionistas no es el diálogo sino usurpar la representación de la mayoría.

Diálogo. La palabra impone respeto. Para el observador liberal, comprometido con la sociedad abierta y civilizada, no hay fórmula mejor que el diálogo para avanzar por la senda de la convivencia y el progreso. Pero cuidado. Esta idealización del diálogo puede convertirse en una peligrosa debilidad cuando un conglomerado autoritario y sectario lo sustituye por un espejismo sutilmente diseñado para embaucar ingenuos y atraparlos en su cepo retrógrado.

Mitomanía identitaria

Los secesionistas catalanes no se recatan a la hora de desempolvar una apariencia de diálogo, después de haber agotado las reservas de fondos y desplantes que empleaban para hostigar a sus conciudadanos poco apegados a la mitomanía identitaria. Ahora toca diálogo, dictamina, muy oronda, María Dolores García, subdirectora del somatén mediático (LV, 26/3). Como de costumbre, el que puso en escena el espejismo fue el secesionista simpático. Lo hizo en el Foro de la Nueva Economía, en Madrid. Leemos (LV, 22/3):

Los puentes entre Madrid y Barcelona están muy maltrechos, pero aún queda alguna pasarela transitable. El portavoz de CiU en el Congreso, Josep Antoni Duran Lleida, intentó ayer apuntalarla y ensancharla en una conferencia en la que la palabra más reiterada fue diálogo.

Otro simpático, que además ostenta el mérito de ser uno de los padres de la Constitución que hoy repudian sus correligionarios, Miquel Roca Junyent, se apresuró a escribir (LV, 26/3):

Ahora se puede hablar de dialogar, de pactar, de llegar a acuerdos, incluso de gobernar en coalición. Hace unos meses –muy pocos– era absolutamente imposible. No sólo no se defendía sino que, incluso, se condenaba. Lo que estaba de moda era la tozuda voluntad de ignorar a los demás; cada uno ensimismado en su propio y exclusivo proyecto. (...) Ahora, no. Ahora se constata que la soledad no es buena. Que incluso para discrepar vale la pena dialogar. (...) Si hay un resquicio, hay que aprovecharlo. Más unidad, Catalunya hacia dentro, para ser más fuertes. Más diálogo, Catalunya hacia fuera, porque esta ha sido siempre nuestra fuerza. ¿Ahora sí?

La súbita pasión por el diálogo, que hasta ahora estaba condicionado a que el Gobierno de España aceptara todas las exigencias de sus interlocutores secesionistas, incluyendo el trazado de líneas rojas que cercenaban la vigencia de la Constitución en una anacrónica demarcación territorial, no es producto de un encomiable acceso de racionalidad. Hay una explicación más prosaica: según la Sindicatura de Cuentas de Cataluña, en el 2010 la Generalitat tenía gastos con cargos a ejercicios futuros por valor de 79.500 millones de euros, con plazos que alcanzaban hasta el 2108.

Y los apremios actuales se acumulan. El 27/3, la prensa informaba de que la Generalitat debe 1.390 millones de euros por atención sanitaria, social y farmacéutica prestada en los dos últimos años. A lo que se añaden los costes financieros que les suponen a las entidades impagadas (38 millones de intereses) y 106 millones más de propina por la subida del IVA en los productos sanitarios. El expolio no viene de Madrid. Viene de dentro. La que viene de Madrid es la ayuda del Fondo de Liquidez Autonómico para que no quiebren las farmacias, los hospitales, los servicios sociales y las empresas proveedoras de medicamentos y productos sanitarios. Mientras dentro continúa el despilfarro en las pseudoembajadas y en las subvenciones a las redes sociales proselitistas y a los medios de comunicación complacientes cuyo objetivo consiste en crear un clima de crispación y polarización ceñido al modelo chavista-kirchnerista.

Ambiente envenenado

Es significativo comprobar que los secesionistas no sólo no están predispuestos para entablar el diálogo, sino que su sola mención basta para despertar en ellos los peores instintos cainitas. Lo explica en el mismo artículo María Dolores García:

Justo cuando se aflojan las tensiones entre Madrid y Barcelona, las relaciones entre los partidos catalanes están bajo mínimos Ya no hay oasis catalán... El ambiente está envenenado. Los vínculos entre Convergència y sus socios de Unió son más débiles que nunca. Tanto, que en ambos lados consideran que su continuidad sólo está asegurada hasta la consulta soberanista. (...) La crispación, antes tan definitoria del juego político y mediático madrileño, se ha apoderado de la política catalana. (...) CiU no puede atarse en exclusiva a ERC, porque si la tierra prometida se retrasara no cuenta con más aliados, no puede pagar las nóminas y se arriesga a que Catalunya quede marginada de una posible mejora en el sistema de financiación.

El ambiente envenenado aquí descripto saca de quicio a la panfletista –¡y ahora miembro del Consell Assessor per a la Transició Nacional de Cataluña!– Pilar Rahola, quien no abomina de los chanchullos sino de la transparencia y clama, sin renunciar a la adulación (LV, 28/3):

Como entiendo que tanto Artur Mas, como Duran Lleida, como Oriol Junqueras, son políticos de mucha categoría (sic) y mucha responsabilidad (sic), a ellos apelo para que esto pare de alguna forma. O se resuelve entre bambalinas, o se controlan las lenguas más sueltas, o si hay que romper algo, se rompe. Pero no den la sensación de estar jugando a hacer política.

Caciques ensoberbecidos

Ahora acabamos de enterarnos de que mientras Duran Lleida embrollaba con el espejismo del diálogo en el Foro de la Nueva Economía, Mariano Rajoy y Artur Mas conversaban en La Moncloa, entre bambalinas, como aconseja Rahola, sobre los problemas que Cataluña plantea a España, tanto desde el punto de vista económico como desde el político. En lo que concierne al segundo punto, quedó patente, una vez más, que el diálogo es un espejismo (LV, 28/3):

En cuanto al proceso soberanista, las posiciones siguen tan enfrentadas como siempre. La Moncloa describió el problema como "de enorme complejidad y con posiciones muy distantes".

La reunión Rajoy-Mas se celebró el 21/3. El 24/3 apareció en La Vanguardia una entrevista del comisario político Jordi Barbeta al consejero de Justicia de la Generalitat, Germà Gordó i Aubarell, que ya debía de conocer a fondo lo conversado en aquella reunión. Las respuestas de Gordó reflejaron hasta qué extremo el diálogo con los secesionistas no pasa de ser un espejismo que estos fomentan para ganar tiempo y explotar la distensión ficticia en beneficio de sus objetivos políticos. Cuando Barbeta le planteó:

Diálogo es la palabra de moda. Algunos han querido interpretar estas proclamas a favor del diálogo con Madrid como una marcha atrás del compromiso soberanista y de la consulta;

Gordó le contestó categóricamente:

Todo lo contrario. No hay marcha atrás. El diálogo con el Gobierno de España hará posible la consulta en el pueblo de Catalunya sobre su futuro en las mejores condiciones.

Lo que proponen los secesionistas no es el diálogo sino suplir la voluntad de los ciudadanos y usurpar la representación de una mayoría del censo que nunca han conquistado en las urnas. Lo que ellos reivindican como diálogo no es tal, sino un espejismo en el que la sociedad deberá acatar sus dogmas, mitificar el pasado, sacralizar un simulacro de identidad, aceptar la educación regimentada y asistir a la asfixia de las libertades entre las líneas rojas que trazan caciques ensoberbecidos. Un espejismo que se desarrollará fuera de España y, lógicamente, fuera de la Unión Europea.

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Escultura