Una de las decisiones más graves que ha tomado el Gobierno de Zapatero desde su llegada al poder ha sido, sin lugar a dudas, la de derogar el Plan Hidrológico Nacional (PHN). Aquel Plan impulsado por el PP, que ya tenía el consenso de las asociaciones implicadas y hasta subvención de la Unión Europea, no hacía sino satisfacer la lógica más elemental de llevar agua de donde sobra a donde falta, tal y como contemplaban, por cierto, proyectos hidráulicos elaborados por Borrell y hasta por Indalecio Prieto.
El servilismo a los dictados de los nacionalistas llevó, sin embargo, a Zapatero a derogarlo de un plumazo nada más llegar al Gobierno, en una de esas muestras de lo "discutida y discutible" que iba a ser la idea nacional de España para el Gobierno del 14-M. Para que nos hagamos una pequeña idea del brutal despilfarro de agua que ha comportado semejante decisión, sólo el pasado año, con el periodo de sequía histórica que atravesamos, el Ebro podría haber trasvasado a la "España seca" los 1.050 hectómetros cúbicos contemplados en el PHN, además de los 6.200 que van a parar al mar sin que nadie pueda aprovecharla, y ello manteniendo un caudal ecológico, no de 100 metros cúbicos al segundo como preveía el PHN, sino de 135.
Si ya ha resultado hiriente ver a este Gobierno promoviendo recientemente campañas de ahorro de agua cuando es el responsable de su mayor despilfarro, mucho más indignante resulta ahora su arbitraria propuesta de encarecer la factura a los ciudadanos que consuman más de 60 litros por persona y día.
No contenta con ofender la lógica más elemental –en lamentable ausencia de títulos de propiedad y de un auténtico mercado del agua que no existe–, la ministra Narbona pone en riesgo hasta el sentido de la higiene, sin tener en cuenta, además, que el uso doméstico del agua apenas representa el 10 por ciento de su demanda.
Tras fracasar estrepitosamente su delirante alternativa del uso de desaladoras, cualquier disparate, por caro que sea, es posible con el Gobierno de Zapatero. Todo menos rectificar una decisión que, como la derogación del PHN, constituye el mayor y más despilfarrador grifo de agua abierto de cuantos hay en España.