Baste comprobar la gélida acogida que ha recibido José Luis Rodríguez Zapatero de los demás presidentes y primeros ministros de la Alianza Atlántica durante la Cumbre de Estambul, para constatar el aislamiento y la soledad en la que se encuentra nuestro país por culpa del Gobierno surgido del vuelco electoral provocado en nuestro país entre el 11M y el 14M. La verdad es que ni siquiera los mandatarios franceses y alemanes le han brindado ahora a Zapatero esas palmaditas en la espalda con las que hace unas semanas le premiaban por repudiar la firme defensa de los intereses españoles que venía haciendo Aznar en el seno de la UE. Chirac y Scröder se han mostrado, sin embargo, ahora bastante fríos y distantes en la cumbre de la OTAN con el nuevo presidente español, a pesar del servilismo que ha mostrado Zapatero en todo momento para con el eje franco-alemán.
Aunque nada le borre la sonrisa, lo cierto es que a Zapatero le ha debido resultar bastante incomodo ver como Francia y Alemania intentaban recomponer sus relaciones con EE UU justo en un momento en el que él acababa de dejar en la estacada al aliado americano y a todos los socios europeos que tienen destacadas tropas en Irak. Zapatero, por no dejar en evidencia el aislamiento internacional al que nos ha abocado su deseo de dañar al PP haciendo gala de un irresponsable y demagógico antiamericanismo, corrió hace unas semanas tras Chirac y Schröder a dar su voto favorable a la resolución que sobre Irak presentaron recientemente Bush y Blair en la ONU.
Vistos los pocos frutos —más bien reveses— que está cosechando para nuestro país su política exterior, Zapatero hasta ha querido este lunes lucir una foto con Bush y tratar, así de convencernos de que las relaciones hispano-americanas vuelven a gozar de buena salud. Lo cierto es que Bush le ha negado esa entrevista y lo único que nuestra diplomacia ha obtenido del presidente americano son siete minutos de charla en lo que más que un encuentro, parecería un encontronazo...
No hay, pues, que extrañarse que Zapatero haya utilizado la excusa de la candidatura de Durao Barroso al frente de la Comisión de la UE, para eludir declaraciones y salir precipitadamente de la reunión de la OTAN. Eso sí, después de hacer un vacío discurso sobre el “alma democrática” que debe conservar la Alianza Atlántica, mientras negaba, al tiempo, cualquier tipo de apoyo a las tareas de democratización y pacificación que Irak reclama para no volver a caer en la tiranía del terror.
Si tenemos en cuenta que el otro gran objetivo de esta reunión en Estambul era el reforzamiento de tropas destacadas en Afganistán, y Zapatero, tampoco en esto, ha terminado de definirse, ya nos dirán ustedes en qué ha consistido la contribución española a esta cumbre con nuestros aliados...