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EDITORIAL

Zapatero y su cortijo

El líder socialista comprará asentimiento y sumisión a cambio de una serie de caras prebendas personales a un grupo de jefes locales, bien directamente o mediante persona interpuesta

Lo que en principio se esperaba que fuese un congreso de transición, se ha convertido en un nuevo paso hacia la consolidación del poder absoluto de Rodríguez Zapatero en el PSOE, convertido desde ayer en un nuevo campo experimental de lo que los ideólogos de cabecera del Presidente del Gobierno denominan "democracia radical".

Así, el Secretario General del PSOE ha optado por aupar a personas jóvenes con poca preparación intelectual, profesional y de gestión política de las que cabe esperar una fidelidad absoluta hacia el líder, pues ha sido gracias a su voluntad, y no a otros factores como el mérito o la capacitación, que estos perfectos desconocidos para la inmensa mayoría de los militantes socialistas se han convertido de la noche al día en figuras poderosas dentro de la formación.

Además de introducir un sesgo caudillista en un partido que ya de por sí tiende al clientelismo, Zapatero consigue otro objetivo que sin duda le ayudará en los próximos años, al menos en el interior del PSOE: prevenir que la crisis económica y la deficiente gestión de la misma por parte del Ejecutivo que preside genere tensiones internas o algún tipo de contestación sectorial o territorial. A este fin responde la gran cuota de poder alcanzada por Andalucía en los órganos de gobierno de su partido.

Tal y como hizo Felipe González en épocas de dificultades económicas similares, el líder socialista comprará asentimiento y sumisión a cambio de una serie de caras prebendas personales a un grupo de jefes locales, bien directamente o mediante persona interpuesta. Como siempre, la factura la pagarán los contribuyentes, y especialmente los sufridos andaluces, quienes una vez más se convierten en la víctima propiciatoria de la demagogia y el populismo socialistas.

Además de esto, y para proporcionar a toda esta estructura una cierta coherencia, o al menos un discurso o marco político común, este congreso del PSOE ha engengrado un nuevo think tank o tanque de ideas cuyos lemas desprenden un preocupante tufo orwelliano que nos tememos sea más que una simple cortina de humo para que los españoles olviden la crisis. La vocación totalizante de esta fundación "Ideas", plasmada en su  vocación manifiesta de penetrar y transformar todas las instituciones y organizaciones sociales son el peor augurio para una nación en la que sobran ideologización y fracturas políticas y faltan soluciones a los problemas prácticos que tienen que afrontar los ciudadanos.

Hace unos años Rodríguez Zapatero prometió llevar a cabo una revolución en España. Se equivocaron quienes no le tomaron en serio. Quizá las consecuencias de su trágico error no sean irreversibles.

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