Resulta absolutamente delirante la catarata de críticas que los portavoces de los partidos de la oposición han dirigido contra el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, por su homilía durante el funeral de Estado por Adolfo Suárez. Aunque los que han arremetido contra Rouco no se han molestado en señalar qué había de "indignante", de "inapropiado", de “irrespetuoso” o de “impresentable” en su homilía, cabe imaginar que la irritación de los nacionalistas se debe a que el prelado dijera que la plegaria de los familiares de Suárez “es hoy la plegaria de la Iglesia de España. Es la plegaria de España”.
Pero ¿qué le ha molestado a la líder de UPyD, Rosa Díez? ¿Por qué le ha irritado que durante un funeral de Estado por un expresidente del Gobierno haya sonado, tal y como dicta el protocolo, el himno nacional? ¿Acaso es una "falta de respeto hacia Suárez y hacia los asistentes" a su funeral decir del expresidente que "buscó y practicó tenaz y generosamente la reconciliación en los ámbitos más delicados de la vida política y social de aquella España que, con sus jóvenes, quería superar para siempre la Guerra Civil y los hechos y las actitudes que la causaron y que la pueden causar"? ¿O le ha molestado acaso que Rouco Varela dijera de un católico practicante como Suárez que su “vida al servicio de España nos resulta inexplicable sin la fuerza inspiradora y motivadora del amor cristiano"?
¿Le parece "impresentable" que Rouco destacara "el eco y el testimonio emocionado de profundos y nobles sentimientos de aprecio, estima y gratitud sinceras para con aquella persona que sirvió a los españoles en uno de los momentos más delicados"? ¿Y desde cuándo y por qué le parece a la señora Díez "inapropiado" u "ofensivo" que suene el himno nacional durante un funeral de Estado? ¿Acaso no sonó durante el funeral de Calvo Sotelo, o durante el que se celebró recientemente por las víctimas del 11-M? ¿O lo que considera tan ofensivo es que el himno sonara durante la consagración?
Lo que está claro es que, a juicio de Díez, "si España avanzara hacia lo que debe ser, que es un Estado aconfesional y laico, los funerales católicos dejarían de ser funerales de Estado". Lo que es un hecho, sin embargo, es que España, cuyo Estado es aconfesional, que no laico, es un país mayoritariamente católico, como católica era la persona por la que se celebraba el funeral. Lo que es un hecho también es que hasta en la muy laica Francia se han celebrado funerales de Estado religiosos en recintos tan escasamente laicos como la catedral de Notre Dame; y que en el Reino Unido o en EEUU la presencia en actos religiosos de Estado no se ve como una ofensa sino como una muestra de respeto a la libertad religiosa de sus ciudadanos.
¿A dónde va a llegar el anticlericalismo cateto y asilvestrado de la izquierda trasnochada y de quienes nos aseguraban haberlo superado con planteamientos modernos y enfoques ideológicamente transversales ¿Va UPyD a exigir también que el rey de España, en tanto que jefe de nuestro Estado aconfesional, deje de santiguarse en las ceremonias religiosas? ¿Va a reclamar que la bandera nacional deje de cubrir el crucifijo de los ataúdes de aquellos a los que se rinden funerales de Estado?
Ciertamente, si el objetivo de las desafortunadas e impresentables declaraciones de Rosa Díez fuese el de favorecer electoralmente a Vox o a Ciudadanos, no lo habría podido hacer mejor.