Habida cuenta de que el nuevo comunismo que representa Podemos ha hecho suyo desde el primer día el dislate nacionalista de concebir a España como nación de naciones o Estado plurinacional, a nadie debería extrañar su ridícula pretensión de iniciar un "proceso constituyente que afirme la soberanía de Aragón", tal y como ha anunciado el secretario general de Podemos en Aragón y secretario de Organización de Podemos en toda España, Pablo Echenique, tras aprobar las bases del partido en esa comunidad el documento Lurte.
Se desconocen las razones por las que los neocomunistas se refieren a Aragón en ese documento como "país" y no –ya puestos– como "nación", tal y como hacen con otras regiones de España, como Cataluña o el País Vasco. Tampoco se sabe si en próximas fechas reclamarán la condición de "nación" para la Comunidad de Madrid, para Murcia o para La Rioja, y si también en esos otros territorios abogarán por la "soberanía" y pedirán un "proceso constituyente". Lo que es seguro es que "están en marcha en varios territorios del Estado iniciativas constituyentes que afirman la soberanía de los pueblos que la habitan", tal y como ha anunciado Echenique.
El tiempo dirá en qué "nuevos territorios del Estado" dejan en evidencia sus balcanizantes y ridículas pretensiones. Lo que es evidente es que reniegan de la nación española como sujeto constituyente y de soberanía, y de España como patria común e indivisible de todos los españoles.
Paradójica e irresponsablemente, las formaciones constitucionalistas no están poniendo de manifiesto con el suficiente énfasis este rasgo característico de Podemos. Disparates en el ámbito económico, social o de política exterior como los que defiende la banda de Pablo Iglesias en España también se pueden encontrar en muchas otras formaciones populistas del extranjero, ya sean de extrema izquierda o de extrema derecha. Ahora bien, la pretensión de negar la condición de nación al propio país y de fragmentar la soberanía nacional sólo se encuentra en el populismo de extrema izquierda que aquí representa Podemos.
Por mucho que la encubran artera y falazmente con los ropajes de la descentralización y el federalismo, su reaccionaria pretensión de convertir a España en unos nuevos reinos de taifas bien podría y debería volverse en su contra. La mayoría de sus votantes no les han respaldado para abrir procesos constituyentes, y su propia organización puede resultar muy perjudicada. No se sabe si Podemos, en concordancia con su consideración de España como nación de naciones, terminará definiéndose como "partido plurinacional" o "partido de partidos". Lo que ya es un hecho es que Podemos Andalucía se ha independizado y se ha declarado "organización autónoma y soberana". Quizá llegue el día en que Podemos Aragón, capitaneado por Echenique, se independice de la formación de la que Echenique es secretario de Organización. No hay que descartar que estas declaraciones de soberanía dentro de la organización que lidera Iglesias acaben como el rosario de la aurora, por mucho que hayan sido respaldadas por Errejón, con el mismo entusiasmo con el que el PSOE dio en su día la bienvenida al PSC.
El tiempo lo dirá. Pero, desde luego, la ridícula y contradictoria consideración de España como Estado plurinacional está sobre la mesa. Y cuando lo ridículo se toma en serio suele generar tragedias.