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EDITORIAL

Muerte de inmigrantes y mentiras del gobierno

Ante la airada petición de estos representantes de la Benemérita de que el Ministerio Fiscal investigara el asunto, el gobierno de ZP no podía sostenerse un minuto más en las mentiras de Rubalcaba

El diario El Mundo publicaba este martes nuevas pruebas de la irresponsable improvisación en política de inmigración de este gobierno, que ha esperado a que se produzca una de las más terribles y trágicas avalanchas de inmigrantes, como de la que se ha tenido público conocimiento la semana pasada, para impulsar un acuerdo con Mauritania. Se trata de un informe enviado por la Guardia Civil que, ya en diciembre de 2005, alertaba de la muerte de 1.700 subsaharianos en aguas del Atlántico y las dificultades de Mauritania para hacer frente por sí sola a la lucha contra las mafias.

La reacción inicial de los socialistas en la mañana de ayer fue la de tratar de lograr, a toda costa, que pasara desapercibida ante la opinión pública una noticia que dejaba en evidencia hasta qué punto el gobierno de Zapatero ha permanecido de brazos cruzados hasta que el asunto le ha estallado en las manos. Si el ministro del Interior se negaba bochornosamente a comentarla y guardaba un clamoroso silencio, el portavoz socialista en el Congreso, el sin par Pérez Rubalcaba, iba todavía más lejos al sostener solemnemente una descarada mentira, al afirmar que "este informe no está en manos del Gobierno. Eso se lo garantizo, porque si hubiera llegado al Gobierno este informe se hubiera actuado como se ha actuado ahora, cuando se ha visto efectivamente que el número de pateras empezaba a crecer extraordinariamente y con él, el número de muertos".

Vista la reacción inicial del gobierno de ZP, entre las filas de la Guardia Civil se desataba una poco disimulada indignación. Sin llegar a dejar por mentiroso al Ejecutivo, el presidente de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, Fernando Carrillo, sí denunciaba un "gravísimo problema de coordinación entre la Guardia Civil y el Gobierno, si es cierto lo que dice este de que no tiene información de esta comunicación interna". Como ha denunciado Carrillo, "la Guardia Civil también pertenece al Estado, por lo que no se entiende cómo no tiene información de este cuerpo o puede escudarse en que la misma no le ha llegado, cuando además el director general es nombrado por el Gobierno y forma parte expresa del mismo".

Así las cosas, y ante la petición de estos representantes de la Benemérita de que el Ministerio Fiscal investigara el asunto, el Gobierno no podía sostener ni sostenerse un minuto más en las mentiras de Rubalcaba, y pasaba a reconocer que, efectivamente, sí había recibido y tenía constancia de dicho informe.

El reconocimiento, no obstante, ha resultado todavía más bochornoso. Para evitar la critica de la oposición, el ministro Bono ha presentado lo que es una información de la Guardia Civil vinculada al Ministerio del Interior, como lo que ahora pretende ser un informe clasificado de los servicios secretos españoles, vinculados al Ministerio de Defensa. Esta ha sido la excusa para que el ministro Bono también se negara a comentar el contenido del informe, pues "no puedo hacerlo sin cometer un delito".

Ni siquiera esta vergonzosa maniobra de distracción evita la responsabilidad del Gobierno. Lo que se le reprocha al Ejecutivo no es tanto que no hiciera público el informe de marras, sino el evidente caso omiso que se le ha hecho durante todos estos meses.

Téngase en cuenta, además, que la disimulada pasividad de este gobierno no se reduce a la mantenida frente a las advertencias de la Guardia Civil –o del CNI–, sino ante las que también les hizo, muchos meses antes, no sólo la oposición, sino prácticamente todas las cancillerías europeas, donde también se criticaron, justa y duramente, "el efecto llamada" que iba a provocar la irresponsable regulación masiva de inmigrantes ilegales del gobierno español.

Ya entonces resultaba evidente, tal y como dijo el ministro del interior alemán en unas durísimas declaraciones al Frankfurter Allgemeine Sonntagzeitu, que "Zapatero ha creado un precedente inflamable para toda Europa". El gobierno de ZP, no queriendo reconocer su error, estaba abocado a la improvisación y a las mentiras. Todo ello, con trágicas consecuencias, no solo para Europa, sino para la vida de los propios inmigrantes.

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