La imagen típica que ofrecen los medios de comunicación españoles (y, en general, los europeos) sobre Oriente Medio es el de un océano de paz y tranquilidad que sólo abandona su mansedumbre por la violencia gratuita que el Estado de Israel inflige sobre sus vecinos musulmanes, a quienes no les quede más remedio que responder a Israel con sus precarios medios materiales. El terrorismo islamista, en este sentido, se convierte, no en un crimen, sino en una estrategia de justa represalia contra una sociedad tecnológica y económicamente superior (doble circunstancia que a su vez atribuyen al apoyo financiero de Estados Unidos).
La realidad de la región, sin embargo, poco tiene que ver con esta imagen maniquea. Israel es el único Estado democrático en Oriente Medio y lejos de buscar deliberadamente el conflicto o la exterminación de sus vecinos, su único deseo es defenderse para sobrevivir; exactamente lo mismo que haría, o debería hacer, cualquier Estado de derecho que se precie de serlo. De hecho, sólo las dictaduras caudillistas –tan al gusto de los críticos de Israel– pueden aceptar pasivamente el sacrificio de su población con tal de perpetuar su régimen frente a las críticas exteriores.
Sin embargo, poco o nada importa a los medios antiisraelíes que la principal misión de todo Estado sea defender las vidas y las propiedades de sus ciudadanos. A sus ojos, Israel seguirá coqueteando con la aniquilación de los palestinos por mucho que pudiese haber logrado ese objetivo hace años si realmente lo ambicionase o por mucho que Israel sea el Estado de esa zona donde los palestinos gozan realmente de derechos civiles.
Y si, como vemos, la opinión o la interpretación de la información que sobre el "conflicto" de Oriente Medio nos ofrece la prensa europea resulta sesgada, qué no decir cuando se intentan ocultar o minimizar ciertas noticias que colocan la política de Israel en su contexto adecuado: el de un acoso permanente por parte de un terrorismo islamista que lejos de responder a agresiones originarias del Estado hebreo busca su total aniquilación desde hace décadas.
Ayer, este mismo terrorismo tan románticamente idealizado por muchos periodistas se volvía a cobrar la vida de dos policías israelíes encargados de velar por la seguridad de sus conciudadanos. Por desgracia, este atentado de dramático resultado no supone la excepción sino la normalidad de una sociedad atacada por sus enemigos y despreciada por sus supuestos aliados.
Desde que a mediados de enero el Gobierno de Israel declaró una tregua en sus incursiones a Gaza para desarticular la infraestructura de los terroristas de Hamás, estos últimos no han cejado ni un momento en su ofensiva contra Israel. El seguimiento de la actividad de Hamás deja claro que casi cada día han cometido o han preparado un atentado contra Israel. Pero tales acciones han sido en su mayoría ocultadas o minusvaloradas por la prensa europea, que ha intentado transmitir la falaz imagen de que si no fuera por Israel, la paz reinaría en Oriente Medio.
Se trata de la misma prensa que, si bien calla ante los ataques contra Israel, no dudaría en acusar a este último de genocida y belicista si amagara con defenderse y responder a esos ataques. Y es que parece que la paz que desean muchos europeos es la del exterminio de los judíos y que para alcanzarla no dudan en recurrir al silencio cómplice.
EDITORIAL
Los terroristas no dan tregua a Israel
La prensa europea oculta aquellas noticias que ponen la política de defensa israelí en su contexto real: el de un acoso permanente por parte del terrorismo islamista.
En Internacional
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