Ya cuando Chacón renunció a participar en las primarias para encabezar la candidatura del PSOE para las pasadas elecciones advertimos que el gesto podría colocarla en buena posición para tomar las riendas del partido en caso de que Rubalcaba fracasara en los comicios. No ha tardado ni una semana en confirmar nuestro pronóstico.
Su principal problema, no obstante, es que tampoco ella ha quedado indemne del desastre de su partido, que ha sido especialmente doloroso en los graneros socialistas de Andalucía y Cataluña, donde ha sido la cabeza de lista menos votada de la historia del PSC. Y aunque intente postularse como la candidata de las bases frente al del aparato, que sería Rubalcaba, lo cierto es que más bien parece una pugna entre la candidatura de Prisa y la de Roures.
El historial de Chacón no deja lugar a dudas: con ella al frente se acentuarían los peores rasgos del PSOE. Los socialistas llevan años ocultando su propia singularidad como izquierda radical alejada de la socialdemocracia moderna acusando al PP de no "ser homologable" al centro-derecha europeo. Pero es el PSOE el partido que, ya en el siglo XXI, sigue defendiendo la imposición de la calle frente a la elección en las urnas, el nacionalismo separatista como ideología de progreso y la mera contabilidad elemental de no gastar lo que no se ingresa como poco menos que una imposición reaccionaria de "los mercados".
El PSOE ha hecho del radicalismo y la pose sus señas de identidad durante los últimos años. De ahí que Chacón sea una perfecta candidata continuista, más incluso que el propio Rubalcaba. En su puesto como ministra de Vivienda no hizo sino demagogia, mostrando carecer del más mínimo rudimento en economía. Aupada al Ministerio de Defensa sin más méritos que ser mujer y estar embarazada, es decir, sin nada más que ofrecer que una pose, se destacó como defensora del difunto Rubianes cuando éste dedicó unos minutos en la televisión pública catalana a mandar a la mierda a la puta España y hasta llegó al extremo de pedir que no se acatara la resolución judicial que obliga al Gobierno catalán a que el castellano pueda ser lengua vehicular en los colegios.
Algunos socialistas empiezan a hablar de la necesidad de una refundación. Vistos los patéticos resultados electorales de Rubalcaba, sin duda parece una necesidad para el PSOE. Pero es sobre todo una necesidad para España, que necesita que las elecciones no se diriman entre un partido normal y otro irresponsable e incapaz, siempre a un paso de enviarnos al abismo, sino entre dos opciones competentes de diferentes ideologías. Y la candidata de Roures no está en condiciones de darnos esa tranquilidad.