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EDITORIAL

La calle contra las urnas

Aquí los únicos 'golpistas' son los que niegan la legitimidad al Parlamento surgido de unas elecciones libres para nombrar un nuevo jefe del Gobierno.

El presidente de la Comisión Gestora del PSOE, Javier Fernández, ha asegurado: "Podemos tomará la calle, porque es lo que están diciendo, en las formas que ya conocemos, y el Grupo Socialista liderará la oposición". El tiempo dirá con qué grado de responsabilidad y sentido de Estado –en el mejor sentido del término– ejercerá el Partido Socialista el liderazgo de la oposición, lo que legítimamente le corresponde, por ser la segunda fuerza política más votada, y que nada tiene que ver con el radicalismo antisistema ni con la imposibilidad de llegar a acuerdos puntuales con el Ejecutivo en aras de la estabilidad y los intereses generales de la Nación.

Lo que es seguro, ciertamente, es que la extrema izquierda, en la más siniestra tradición leninista, va a tratar de conseguir en la calle lo que no obtiene en las urnas. El abierto respaldo de Podemos e IU a la subversiva manifestación que va a rodear el Congreso –sede de la soberanía nacional– el día de la investidura de Rajoy es un elocuente ejemplo de cómo, hoy como ayer, los comunistas no reconocen más pueblo ni más democracia que los que ellos subyugan.

Por mucho que Iglesias y Garzón amparen la revuelta callejera contra la soberanía nacional como si de un ejercicio de participación democrática se tratara, lo cierto es que los únicos "golpistas" de este país son quienes niegan la legitimidad al Parlamento surgido de unas elecciones libres para nombrar un nuevo jefe de Gobierno, así como los que pretenden manifestarse contra el normal funcionamiento del Estado de Derecho y las resoluciones judiciales que tratan de imponer el orden constitucional.

A esta práctica tan propia de los movimientos ultras se ha sumado de forma descarada el nacionalismo separatista sedicentemente burgués de Cataluña, como han dejado claro el líder de la antigua Convergencia, Francesc Homs, y el expresidente de la Generalidad Artur Mas, ambos imputados por delitos de prevaricación y desobediencia en relación con la ilegal consulta secesionista del 9-N. El primero se ha permitido advertir el Rey de que el Gobierno autonómico de Cataluña está dispuesto a llevar a cabo sus planes "hasta el final" –en alusión al nuevo referéndum secesionista, convocado para el año que viene– y de que darán "respuesta ante cada agresión del Estado". En esa misma línea, Artur Mas se ha mostrado a favor de la "movilización de la gente en la calle" para "mantener el pulso" contra las resoluciones judiciales contrarias a su campaña sediciosa.

La ilegitima manifestación contra la legítima investidura de Rajoy del próximo sábado va a inaugurar una legislatura previsiblemente muy movida con grandes manifestaciones y constantes muestras de rechazo callejero a lo que no es más que el normal funcionamiento de la democracia parlamentaria y el Estado de Derecho.

El PSOE ha de evitar la tentación de sucumbir al radicalismo de izquierda y dar alas al nacionalismo disgregador. De ello dependerán su recomposición, su liderazgo de la oposición y sus posibilidades de volver a ser una alternativa sensata y creíble al Gobierno del PP.

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