Menú
EDITORIAL

Implicar al Rey en los desatinos de ZP

La indudable buena imagen que tiene el Rey, dentro y fuera de nuestras fronteras, no debe ser utilizada para dar respetabilidad a la dictadura más larga, sanguinaria, liberticida y empobrecedora de cuantas haya conocido Hispanoamérica

La visita del ministro de Exteriores cubano, Felipe Pérez Roque, a España ha puesto en evidencia hasta que punto la dictadura castrista pretende utilizar en su provecho la deriva bananera y tercermundista tomada por nuestro gobierno desde que lo preside José Luis Rodríguez Zapatero. Tras la reciente labor de mediación del Ejecutivo español ante la UE y los encendidos elogios brindados por Manuel Chaves a favor, también, de la dictadura caribeña, su representante de exteriores reclama nuevos gestos a nuestro Ejecutivo.
 
No contento con haber sido recibido por el Rey y por el presidente del Gobierno, el ministro castrista ha transmitido la invitación de Castro a Don Juan Carlos para que visite la isla y el deseo, a su vez, de Castro de acudir a la próxima Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Salamanca.
 
La indudable buena imagen que tiene el Rey, dentro y fuera de nuestras fronteras, no debe ser utilizada para dar respetabilidad a la dictadura más larga, sanguinaria, liberticida y empobrecedora de cuantas haya conocido Hispanoamérica. Y esa maniobra propagandística es lo único que pretende lograr aquel régimen comunista invitando al monarca español. Eso, y que la UE abandone la Posición Común de 1996 –que exige a Cuba avances en democratización y Derechos Humanos– y que no se sume a las condenas de Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
 
Aunque a Castro le guste agasajar a sus invitados liberando de vez en cuando a un puñado de disidentes políticos, lo cierto es que su régimen sigue basándose sistemáticamente en la represión y la tortura. Sólo en este último año, Castro ha encarcelado por razones políticas a más ciudadanos de los que liberó hace unos meses en aquel guiño a la comunidad internacional que no debió engañar a nadie.
 
Quizá al gobierno de ZP también le habrá parecido un importante avance hacia la democracia la reciente disposición de Castro a legalizar la olla a presión, proscrita hasta ahora, no sabemos si por contrarrevolucionaria y burguesa o por consumir demasiada electricidad.
 
En cualquier caso, es una burla al sufrido pueblo cubano, tanto hacia el que permanece prisionero de Castro como hacia el que logrado exiliarse, que el gobierno español se preste a ofrecer diálogo y respetabilidad a un régimen como el de Castro, asegurando, con total desfachatez, que se trata de una “estrategia distinta” para favorecer la democracia en Cuba.
 
Que después de oír al vocero de Castro asegurar en Madrid que Cuba es un “Estado de Derecho” donde “no hay presos políticos”, Moratinos muestre su “optimismo”, es la prueba evidente de que nuestro gobierno está abandonando la candidez para entregarse abiertamente a la complicidad.

En Internacional

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Biblia Ilustrada
    • Libro
    • Curso