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EDITORIAL

ETA tutelará al nuevo Gobierno vasco

El Gobierno autonómico vasco que surja de las elecciones de este domingo estará aún más sometido al chantaje de la banda terrorista ETA.

Los dirigentes de ETA siguen manejando los resortes de su brazo político para alcanzar los fines a que siempre ha aspirado la banda terrorista, que a partir del próximo lunes serán gestionados de manera institucional gracias a la contundente presencia de EH Bildu en el Parlamento vasco.

A pesar de la estrategia de perfil bajo protagonizada por la candidata de la coalición proetarra, Laura Mintegi, que ha evitado en todo momento referirse a la banda terrorista durante la campaña electoral, la propia ETA se ha encargado de recordar que seguirá tutelando la política vasca en el futuro inmediato, sin que entre en sus planes la entrega de armas y la disolución. La consecuencia es que, a pesar de la palabrería engañosa de los socialistas, que vendieron el cese de los asesinatos como una victoria del Estado de Derecho, ETA ha obtenido un triunfo vital presentándose a estas elecciones en régimen de igualdad con las formaciones con las que compite, haciéndolo además en un clima en el que la secesión de Cataluña y el propio País Vasco se da por amortizada.

El Gobierno autonómico que surja de las elecciones de este domingo no estará libre del chantaje al que la banda asesina ha sometido a toda la sociedad española en las cuatro últimas décadas. Muy al contrario, esta amenaza será todavía más efectiva, puesto que se va a llevar a cabo en plenitud desde el Parlamento vasco, o incluso desde el Gobierno autonómico, en caso de que la proporción de fuerzas parlamentarias así lo aconseje.

La derrota de ETA es una mentira descomunal que los socialistas, con la complacencia de un PP vasco desnortado, han intentado hacer calar entre los vascos, con los resultados desastrosos a que apuntan las encuestas, a falta de su definitiva confirmación tras el cierre de los colegios electorales.

Pero no es la merecida derrota electoral de esas dos formaciones lo que debe interpelar a la sociedad española en su conjunto, sino el hecho, sin precedentes en los países democráticos, de que una fuerza política supeditada a los designios de una banda de delincuentes esté en disposición de marcar la pauta de una parte de España en los próximos cuatro años.

Todo lo que ocurra en el País Vasco a partir del lunes no será fruto del azar ni de la natural aplicación de los principios democráticos. Hay un responsable directo, el PSOE, y otro secundario, el PP, que no ha querido poner fin a la rendición dictada por su rival, cuyas acciones y omisiones han permitido la vergüenza nacional de que el brazo político de unos asesinos terroristas se convierta mañana en el auténtico triunfador de unas elecciones sedicentemente democráticas.

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