Cuando Zapatero dejó el poder hace poco más de tres años nadie en su sano juicio podría pensar que en tan poco tiempo hoy, cuando comenzamos el último año y decisivo de esta Legislatura, podríamos plantearnos que la herencia que deja Mariano es todavía peor, algo inverosímil hace sólo tres años, que la del exsecretario general socialista. Tan sólo el hecho de que este debate pueda estar encima de la mesa indica el grado del desastre que ha supuesto en estos últimos tres años el liderazgo de Rajoy para el PP en particular y España en general.
La previsiones no son precisamente halagüeñas para nuestra Nación, que debe afrontar en apenas unos meses sus dos elecciones más transcendentales, las autonómicas y municipales de mayo y las generales que, en principio, serán en noviembre. Podemos afirmar que hoy mismo empieza una eterna campaña electoral que concentrará en los próximos meses toda la actividad política.
Pero incluso antes de esas dos citas podríamos encontrarnos con una noticia del mismo o mayor calado. Si el ultimátum de Junqueras a Artur Mas desemboca en la convocatoria inmediata de unas "elecciones plebiscitarias" en Cataluña --un referéndum de autodeterminación con falsa apariencia de legalidad-- España estará más cerca de la ruptura que nunca antes en siglos. Sabemos que son muchos los que no quieren ver la gravedad del desafío y que achacan estos análisis al "tremendismo" propio de la prensa. Pero los hechos son tozudos y en el escenario más que plausible de que los separatistas obtengan mayoría, como vienen haciendo en las últimos años, la secesión de Cataluña será una posibilidad real.
La crisis nacional, institucional y económica fue una herencia del anterior Gobierno, es verdad. Pero también lo es que en estos tres años de mayoría absoluta del PP que gobierna además prácticamente todas las autonomías y capitales, las cosas no han hecho más que empeorar. La enfermiza abulia de Rajoy, su inacción política y su incompetencia como gobernante han generado el caldo de cultivo idóneo para que prospere el desafío de Mas y surja una fuerza de extrema izquierda, totalitaria y liberticida como Podemos. Esta es la otra gran piedra de toque en este año electoral. Un conglomerado de lo peor de la izquierda, un nuevo Frente Popular en ciernes que, por primera vez desde los años 30 del pasado siglo, tiene opciones reales de llegar al poder.
Naturalmente no todo está perdido ni es irreversible. Hay en España alternativas a la corrupción de unos y el totalitarismo de otros. Son muchos los españoles que no se resignan y aspiran a vivir en una gran Nación de ciudadanos libres iguales. Nosotros también.