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EDITORIAL

El fanático sectarismo de Tomás Gómez

Si Gómez confunde, ideológicamente, churras con merinas, no es porque esté loco, sino porque es un peligroso demagogo capaz de tener la indignidad de utilizar la matanza de Noruega para tratar de poner una mordaza a quien no comulgue con sus ideas.

Está visto que muchos dirigentes del PSOE no acaban de sentirse a gusto ni con la libertad de expresión ni con el pluralismo mediático. Buen ejemplo de ello es el secretario general del PSM, Tomás Gómez y su apenas velada incitación a la censura contra medios de comunicación críticos con el socialismo como Intereconomia, Veo7 o Libertad Digital TV, a los que acusado de alimentar el "odio" y "las ideologías de extrema derecha". El dirigente socialista, en su delirante sectarismo, ha llegado incluso a relacionar estos medios de comunicación, de línea editorial conservadora, liberal o democristiana, con la matanza terrorista perpetrada en Oslo y Utoya al asegurar que "no están tan lejos" ideológicamente del psicópata que la ha perpetrado.

"La obligación de los Gobiernos –afirma Gómez– es controlar cosas como éstas y el Gobierno de la Comunidad de Madrid, en lugar de adjudicar TDT y dar instrumentos a la extrema derecha, debería recortar estos instrumentos". Aparte de pasar por alto que la inmensa mayoría –por no decir práctica totalidad– de actos terroristas que se han llevado a cabo en Europa, en general, y en España, en particular, los han perpetrado grupos que se autoproclaman islamistas o de izquierdas y aparte de que el terrorista noruego sea un orate sin un programa ideológico distinto al de un popurrí de contradicciones, Gómez ha puesto como surrealista ejemplo de la falsa acusación lanzada contra el Gobierno de Comunidad de Madrid el hecho de que en Alcalá de Henares hay un partido que "defiende la xenofobia y es un partido que está al margen del Estado de Derecho".

Aunque Libertad Digital, ni ningún medio de comunicación que ha recibido adjudicaciones de TDT, simpatice ni mucho menos con un partido populista como España 2000, lo cierto es que esta formación ha condenado sin paliativos la matanza de Noruega, así como todo acto que implique violencia política. Si, pese a ello, Gómez considera que este partido está "al margen del Estado de Derecho", lo que no sabemos es qué hace arremetiendo contra el Gobierno autonómico de Madrid, en lugar de hacerlo contra el de Zapatero por su pasividad a la hora de no instar a la Fiscalía General del Estado su ilegalización en aplicación de la Ley de Partidos.

Asimismo, si Gómez considera que algún medio de comunicación ha incurrido en algo que pueda ser constitutivo de delito, tampoco entendemos por qué no lo denuncia ante los tribunales. El problema, claro, es que Gómez sabe perfectamente que es mentira lo que dice, y que si confunde, ideológicamente, churras con merinas, no es porque esté loco, sino simplemente porque es un peligroso demagogo capaz de tener la indignidad de utilizar la salvaje matanza de Noruega para tratar de poner una mordaza a unos medios de comunicación por el mero hecho de no comulgar con sus ideas.

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