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Dr. Juan Manuel Ruiz Liso

La comunicación en temas de salud nutricional I

La educación nutricional debe convertirse en una parte integrante de un amplio programa de educación sanitaria

Uno de los pilares de la formación integral del hombre del mañana es la coordinación de programas de educación para la salud, dirigidos especialmente a la población infantil. Programas en los que se promocionen hábitos de vida saludables que prevengan las enfermedades degenerativas. Tales como el ejercicio físico, la abstinencia alcohólica, la alimentación rica en frutas y verduras, mayor consumo de pescado y carnes de aves que desplacen el consumo de carnes rojas etc.

Las recomendaciones que incluimos en este capítulo representan la combinación y síntesis de numerosos trabajos y análisis de aquellos alimentos que se consideran, cuantitativa y cualitativamente, necesarios para trazar, diseñar y forjar las bases de la futura salud de un niño o un adolescente. Fundamentalmente están basadas en los trabajos de la Academia Nacional de Ciencias sobre Dieta y Salud de los EE.UU. que aplica para nuestro país la Fundación Española de la Nutrición.

Estas acciones no son estáticas, sino que deberán seguir evaluándose a medida que se adquieran nuevos conocimientos. También según vaya modificándose la tasa de incidencia de las enfermedades dietético-dependientes.

La educación nutricional debe convertirse en una parte integrante de un amplio programa de educación sanitaria, que pueda llegar hasta los jóvenes y niños en edad escolar dentro y fuera del ámbito de la escuela, influyendo también positivamente en los adultos de la familia, siendo el niño el motor del cambio de los hábitos alimenticios.

En general, la educación nutricional ha sido eficaz cuando el objetivo no era la divulgación de información sino la modificación del comportamiento. Para obtener cambios significativos en el comportamiento es indispensable mantener los programas educativos de comunicación nutricional durante un tiempo prolongado. En nuestro caso pueden ser incluso varios años.

La cultura del "Démelo todo hecho ya" condicionada por el trabajo actual, las prisas, y en general por el estilo de vida del último tercio de este siglo ha llevado a la sociedad actual a crearse una serie de necesidades que están basadas en la rapidez y la comodidad. En nuestros días, por ejemplo, es habitual que trabajen ambos miembros de la pareja, lo que condicional que la alimentación de los hijos se realice en comedores escolares.

La industria de la alimentación comenzó a dar respuesta a esta demanda, imaginando los grandes beneficios que le iba a reportar. Así le puso imaginación en los productos alimenticios ofrecidos sacrificando, en muchos casos, el valor nutricional del producto.

Afortunadamente, en la actualidad, el consumidor empieza a valorar más la salud basada en la nutrición y menos en la alimentación. En su "Teoría de los conocimientos inútiles", Bertrand Russell afirma que "una cosa gusta tanto más cuanto más se sabe de ella".

Los Productos Lácteos son una fuente muy importante de calcio y proteínas, pero la leche entera, los quesos curados (grasos), el yogur, los helados, flanes, natillas y otros productos lácteos también son ricos en ácidos grasos saturados. Este hecho debe tenerse presente a la hora de elaborar nuestra dieta y la de nuestra familia, para que sea porcentualmente equilibrada.

El efecto que sobre los niveles de colesterol en sangre adquieren las personas consumidoras de margarina -aceite vegetal hidrogenado- no difiere de aquellos que consumen mantequilla -grasa animal-, por lo que no podemos recomendar el consumo sustitutivo de la primera por esta última al ser sus efectos sobre la salud similares.

Esto es debido a que, aun cuando tiene la margarina menor número de ácidos grasos saturados que la mantequilla, su proceso de fabricación es artificial. Modifica los enlaces de carbono de sus moléculas; esto se traduce en niveles de colesterol sanguíneo semejantes para ambos productos, con la circunstancia de ser la margarina un producto -no natural-.

Es preciso restringir la ingesta de algunos componentes de la dieta en nuestra región como embutidos, alimentos salados y salazones, ahumados y bebidas alcohólicas.

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