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Daniel Rodríguez Herrera

Todo lo que la SGAE sabe de internet

Cuanta más alta sea la cifra que den en rueda de prensa, más excusa tienen para meter sus manazas en internet, esa red de redes de la que demuestran no querer saber nada más que el dinero que les hace perder.

Si tiene usted un blog, debe saber que es un delincuente. No en potencia, sino en acto. Así lo afirma la guía con la que la SGAE, Promusicae y FAP quieren inundar nuestros colegios para informar –es un decir– a los niños sobre qué es internet. Que no es ese lugar donde encontrar información y comunicarse con el resto del mundo, sino una suerte de terrorífico infierno donde el luctuoso delito de descargarse cosas está por todas partes.

Así, en el glosario en el que se nos informa de la "jerga" de la red de redes, prácticamente lo único que se dice de los blogs es que "a menudo se utilizan para publicar enlaces a archivos, que pueden ser copias ilegales de música, películas u otros ficheros multimedia". Con el P2P incluso eliminan el "a menudo", pues es "un método de intercambio de archivos de música, cine y televisión" y nada más. Para un martillo todo son clavos. Los que seguro que se arrepienten de no haber formado parte de esta genial iniciativa son los de Cedro, porque ahora resulta que, según sus asociaciones hermanas, en internet ya no circulan copias electrónicas de los libros.

Por supuesto, vuelven con la cantinela, que los jueces repetidamente han declarado falsa, de que es ilegal en España compartir archivos. Es ilícito y puede ser perseguible en el ámbito civil, pero las persecuciones penales no han hecho más que acumular archivos de las causas abiertas por estos motivos. Pero si meten miedo a los niños, o a los padres, tanto mejor.

No debería extrañarnos: estas entidades ya han dado muestra de que lo único que saben y quieren saber de internet es que les provoca pérdidas. Hasta han hecho el cálculo: 11.000 millones de euros sólo en 2010, como cuatro veces el tamaño del mercado legal de este tipo de contenidos. Claro que la ejemplar metodología del estudio se limita a estimar cuántas descargas existen en España y asumir que la gente compraría todo lo que se baja de no tenerlo gratis.

Pocas leyes económicas existen más firmes que la de la oferta y la demanda. Un corolario de la misma es que cuando el coste de obtener algo es cero, la demanda es infinita. Bajarse algo de las redes P2P no tiene un coste cero: el usuario debe buscarlo, encontrarlo y esperar a que se descargue. Padece el riesgo de que el contenido que se ha bajado no sea lo que buscaba. Incluso de que contenga algún programa con mucha mala leche que se instale en el ordenador y le envíe las claves del banco a un listo que espera jubilarse en las Bahamas a los 22 años. Pero aún así es mucho más bajo que lo que nos cuesta ir a una tienda y apoquinar. De modo que si no existiera esa alternativa, se consumirían muchos menos contenidos.

Claro que las SGAE de este mundo lo saben perfectamente. Pero cuanta más alta sea la cifra que den en rueda de prensa, más excusa tienen para meter sus manazas en internet, esa red de redes de la que demuestran no querer saber nada más que el dinero que les hace perder. De la que demuestran no querer saber cómo podrían ganarlo sin necesidad de convertirse en las instituciones más impopulares de España, diría que incluso por encima de Hacienda.

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