Siempre me he preguntado como es posible que el nuevo detergente de la marca X, con las nuevas bolitas azules ultra plus, pueda dejar la ropa blanca a más no poder mientras los demás productos no lo consiguen. Sin embargo, dos años antes, el gran detergente que vendía entonces la marca X, sin las bolitas azules, también lograba el milagro de lavar igual de blanco que el nuevo, dejando a sus competidores a la misma escasa altura que el nuevo. ¿Cómo es posible este renovado milagro?
La respuesta nos la da siempre Microsoft, con cada nueva edición de su sistema operativo Windows. Todos ellos estaban destinados a revolucionar la informática, dejando a sus competidores, incluidos las viejas versiones del programa de las ventanas, total y completamente obsoletos. Y XP, claro está, no podía ser menos. Sin embargo, da la impresión de que los usuarios cada vez creen menos a los departamentos de marketing de la empresa informática más importante del planeta.
Aún no he tenido ocasión de probarlo personalmente. De hecho, si algún avispado directivo de Microsoft lee estas líneas, le quedaría muy agradecido si me da la oportunidad de hacerlo con un inesperado regalo de cumpleaños. No obstante, las mejoras parecen centrarse en la interfaz de usuario y en el desarrollo de la plataforma .NET, evidente intento de competir con Java. Seguramente, será más estable, más bonito, absorberá más recursos y, en definitiva, hará todo lo que hacen los Windows anteriores, pero mejor.
Nada nuevo bajo el sol. Después de obligarnos a todos a utilizar Explorer con el 98, ahora intentan que todos utilicemos su sistema de mensajería instantánea en lugar de los populares programas de Yahoo o AOL. Todo es tan parecido a antaño que, según cuentan en Barrapunto, parece ser que durante la presentación del sistema operativo en Madrid, en la línea tradicional de la compañía, el XP se les colgó. ¡Qué entrañables recuerdos nos ha traído esa escena, tan parecida a la protagonizada por Bill Gates en la presentación de Windows 98! Dejen que resbale por mis mejillas una pequeña lágrima de nostalgia.
Sin embargo, hay algo que sí ha cambiado, y para mucho peor. En un intento de reducir la piratería, Windows XP trae un sistema de protección que consiste en el envío a Microsoft de toda la configuración de nuestro sistema. De este modo, asocian el número de registro de nuestro sistema operativo al hardware de nuestro ordenador e impiden que se instale esa copia en otra computadora distinta. Pero, ¿qué sucede cuando decidamos instalar algún nuevo cacharro a nuestro ordenador? Ya saben, un módem nuevo, una tarjeta gráfica distinta o una grabadora de CD de lo más rápido. Pues nada, que tendremos que llamar a Microsoft para que nos den permiso. Todo muy cómodo y moderno.
Mientras tanto, Microsoft tendrá la mayor base de datos de configuraciones de computadoras existente en el planeta. Quizá esté un poco paranoico, pero sabiendo que están distribuyendo copias de XP a diversas empresas sin este sistema incorporado me hace dudar de las intenciones de esta compañía. Que le vamos a hacer.
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