Mientras buscaba infructuosamente sitio para aparcar la otra noche, cruzó la calle un peatón con una camiseta que sin duda usa desde hace mucho tiempo. Tenía impreso el logotipo de OS/2 Warp, aquel sistema operativo con el que IBM intentó derrocar a Windows allá por 1994 y que encontró su reducido nicho de mercado en los cajeros automáticos. Nunca he visto a nadie llevando ropa con la leyenda de Blackberry, pero si lo hiciera dentro de unos pocos años, seguramente sea con el mismo sentimiento de nostalgia por los viejos tiempos.
La semana negra de Blackberry, que dejó sin servicio durante tres días a una buena parte de sus usuarios, ha dejado sin argumentos a buena parte de sus defensores. La fiabilidad y la confiabilidad eran los últimos argumentos de venta de cara al mundo profesional y, digamos, adulto. Los adolescentes seguirán empleándolos como móvil de entrada al mundo de los smartphones, al menos mientras no existan tarifas de datos de precio comparable para otros móviles en los principales operadores. Pero ni siquiera su diseño, existiendo dispositivos Android como el Motorola Fire, sigue siendo un argumento de venta.
Durante la conferencia de desarrolladores de la semana pasada RIM hizo un anuncio que se esperaba desde hace tiempo. Va a abandonar su viejo Blackberry OS y adoptar el sistema QNX que compró para emplear en su tableta Playbook, pero eso sí, incorporándole toda la parafernalia (encriptación, sistema de mensajería, etc.) que hace de las Blackberry lo que son. Los presentes se quejaron porque esperaban una nueva línea de móviles que pudiera hacer remontar las ventas. Pero no tenían razón para protestar: el paso que ha dado RIM es el único que le puede permitir volver a estar en la brecha. Otra cosa es que seguramente sea demasiado tarde.
La buena gente de RIM fue la primera en lanzar un móvil con internet útil. De ahí que su sistema operativo móvil date de 1999. Pero como también ha terminado por saber Nokia, los smartphones nacidos al calor del Iphone tienen tales requisitos de software que resulta una tarea titánica adaptar algo como Symbian para que los cumpla y resulte atractivo para los consumidores. Así que han decidido hacer lo mismo que hiciera Apple tras el regreso de Steve Jobs: adaptar un sistema operativo distinto añadiéndole una capa que le asegure la compatibilidad con el pasado. Hasta el nombre que le pondrán, BBX, recuerdo un poco al del Mac OS X.
El problema es que eso lleva su tiempo y seguirá perdiendo clientes mientras tanto. Cuando BBX esté listo el mercado estará dominado por IOS, Android y quizá hasta Windows Phone tenga su parcelita gracias a los nuevos Nokia, y resulta dudoso que el sistema operativo sirva para atraer nuevos usuarios. Pero el argumento definitivo para augurar la muerte de Blackberry es que Fernando Díaz Villanueva tiene una; hasta hace bien poco era un usuario fanático de Palm. Le tengo que preguntar si tiene alguna camiseta de OS/2 en su guardarropa.