Rodríguez Zapatero y su vicepresidente, María Teresa Fernández de la Vega, se han llenado la boca en muchas ocasiones hablando de talante, transparencia, buen gobierno y demás mentiras sobre su gestión. Para un Ejecutivo incapaz de hacer nada a derechas, ni a izquierdas, la imagen es crucial. Sólo con imagen pueden venderse antes los electores, dado que no tienen nada más. El PP, que parece querer imitar sus pasos en todo, especialmente en la incapacidad, lo ha entendido y ha decidido dimitir a Bárcenas justo antes de las vacaciones, para comenzar el nuevo curso político en septiembre libres de ese lastre.
La Oficina de Conflicto de Intereses ha decidido archivar la denuncia de la Asociación de Internautas, a la que tengo el orgullo de pertenecer, contra la ministra de Cultura Ángeles González-Sinde. Sin duda, esta resolución y el momento y la forma en que se ha dado a conocer –la última semana de julio e informando a EFE antes que a los demandantes– dejan claro que dicha oficina, como el Código de Buen Gobierno y demás parafernalia propagandística no son más que un reflejo perfecto de lo que es este Gobierno: imagen y nada de realidad. Después de esto, casi mejor que la cierren, porque nadie volverá a tomarla en serio.
Cuando el robo a mano socialista llenaba las portadas de los periódicos un día sí y otro también –en la tele, Sopena y María Antonia Iglesias hacían de muro de contención–, Felipe González decidió crear una Fiscalía Anticorrupción para hacer como que luchaba contra ella. Sin embargo, parece que incluso Jiménez Villarejo fue un ejemplo de diligencia en la investigación a sus jefes políticos en comparación con la recién instituida Oficina de Conflicto de Intereses, cuyo reglamento fue aprobado el 10 de abril. Primer caso relevante, y quien sabe si el primero sin más, al archivo.
El mensaje está claro y por eso el Gobierno ha decidido enterrarlo en la última semana de julio: todas sus palabras sobre talante, transparencia y buen gobierno no son más que una sarta de mentiras. Era algo que ya se sabía, pero faltaba la foto, el evento que lo dejara claro. Este archivo podría serlo, así que lo mejor es enterrarlo para que en agosto todo se olvide y en septiembre parezca que no ha pasado nada.
La mala noticia para Zapatero es que no será así. Ni Aído ni González-Sinde son las ministras menos valoradas por casualidad. La titular de Cultura seguirá encabezando el ranking, al margen de esta resolución. La Asociación de Internautas, previsiblemente, recurrirá a los tribunales y este culebrón se eternizará. Si el presidente cesara al que hace regalos a la empresa de su hija de 10 millones de nuestros euros, si cesara a la que reparte nuestro dinero entre sus amigos del cine, sus fieles podrían llegar a creerse que de verdad que Zapatero es un gobernante que al menos respeta las formas. Pero la bronca pública a Díaz Ferrán por no querer darle una coartada en forma de foto nos ha mostrado quién es realmente Zapatero; este archivo se limita a confirmarlo.